La vecina de la ciudad denunció en la 99.9 que la policía hizo un violento operativo en su domicilio por el caso de “Lele” Gatti, pero en realidad era la casa de al lado a la que debían entrar que era donde vivía el único sospechoso que se entregó a la justicia: “me esposaron, no me daban información y revolvieron todo. Además tiraron la puerta y me rompieron el portón de ingreso. Nadie siquiera me pidió disculpas”.
Los allanamientos para dar con datos que pudieran servir en la búsqueda del esclarecimiento del crimen de Leandro “Lele” Gatti, han dejado consecuencias increíbles por parte de un accionar policial erróneo en la casa de una vecina de la ciudad que nada tenia que ver con el tema.
Se trata de Elizabeth Zein que dio detalles de lo que le tocó vivir, a través de la 99.9: “el lunes pasado 23.30 me hicieron un allanamiento por el caso de Lele Gatti. No tengo nada que ver, entraron a esa hora, escuché mi perra que ladraba, luego un ruido a chapa porque rompieron el portón. Levanté la persiana y veo mucha gente de negro pasando y con linternas. Comenzaron a los gritos diciendo “al piso, al piso, allanamiento de la policía”. Me rompieron la puerta de la casa de cinco golpes. Me hicieron poner manos contra la ventana, me esposaron y me pusieron un fierro en la cabeza”.
Sin entender demasiado lo que estaba pasando, pidió información para saber el motivo de semejante intrusión: “pedí información y me dijeron que ya me la iban a dar. Al rato me dijeron que era por el caso de Lele que yo no sabía lo que había pasado. El chico que manejaba la moto y se entregó vive al lado de mi casa, se habían equivocado de casa”, dijo en referencia al único detenido por el hecho.
Fue una hora y media de violencia innecesaria que padeció Elizabeth al ser tratada como delincuente: “estuvieron hasta la 1 de la mañana más o menos. Estuve esposada un rato, después me soltaron. Empecé a temblar mucho de los nervios y le dio la orden a un oficial que me llevara a la habitación. Yo estaba durmiendo, no me dejaron atar la bata, estaba desnuda adelante de todo el mundo. Me dieron vuelta la casa, no dejaron nada sin revisar”.
Pensaron incluso en algún momento que tenía vinculación con el vecino que se había entregado, pero ella reiteró que no lo conocía. “Me decían quien era mi amigo el de la moto, pero no tengo amistad con nadie, me preguntaron cosas íntimas, de todo. Un oficial cuando se estaba por ir, me pide agua caliente. Nos pusimos a hablar porque me rompieron todo y yo estoy edificando con lo que me cuesta. Cuando se fue, me dijo lo siento”, recordó.
Las consecuencias de ese allanamiento todavía están presentes en su casa pero nadie se hizo presente en el lugar para, al menos, pedirle disculpas y hacerse cargo del destrozo: “tengo la puerta todavía rota, no estoy en condiciones de comprarla, ahora no tengo seguridad. No sé como manejarme. Estuve un día y medio sin la perra porque se escapó. El oficial mientras me hacía preguntas, le dije que faltaba mi perra y me contestó “lo único que le importa es la perra” y le contesté que si, porque es mi perra. Dejaron hasta el portón roto porque lo barretearon y rompieron la cerradura”.
Todavía, Elizabeth Zein está pidiendo que algún funcionario policial o judicial le de respuestas, porque en ese momento, las precisiones fueron muy pocas: “no dieron ninguna explicación, cerraron la computadora, dieron media vuelta y se fueron. Entraron calladitos y se fueron calladitos”, finalizó.