Verónica Catinari es integrante del colectivo Mumalá y se refirió esta mañana a la ley aprobada a nivel nacional sobre erradicación, prevención y sanción de la violencia contra las mujeres que no se pone en marcha: “la gran deuda que observamos tiene que ver con el acceso a la ayuda”; destacó.
Después del Día Internacional de la Mujer, Mumalá (Mujeres por la Matria Latinoamericana) reflexionó sobre la implementación de una ley que serviría mucho en caso de que se implementara efectivamente.
Esta mañana, en la 99.9, habló Verónica Catinari integrante de este movimiento y recordó que “hace 6 años que se sancionó la ley de erradicación, prevención y sanción de la violencia contra las mujeres. Es bastante completa, pero después de estos 6 años y a pesar de tener una presidenta mujer, fuimos a monitorear en 10 provincias incluido Capital Federal, el cumplimiento de la ley”. A pesar de la existencia de esta ley, todo sigue igual y no se han hecho esfuerzos: “lo cierto es que sigue muriendo una mujer cada 30 horas víctimas del femicidio. Es una realidad dura”.
Como sucede con muchas otras cuestiones importantes que fueron legisladas, la implementación efectiva de lo que dice el papel es muy distinta: “el Consejo Nacional de las Mujeres es el órgano encargado de implementar la ley. Cuando una mujer decide hacer una denuncia debe darle las herramientas y el asesoramiento para cortar con esta situación. De las 167 mujeres que murieron el año pasado por esta razón, 37 habían hecho una denuncia o acudido a una comisaría para pedir ayuda”, ejemplificó en base al seguimiento que realizaron.
Hoy las mujeres que se animan a denunciar algún caso de violencia no cuentan con el apoyo que la ley se comprometía a brindar y es algo con lo que están trabajando constantemente en Mumalá. “La gran deuda que observamos tiene que ver con el acceso a esa ayuda. Hay que analizar quien toma las medidas y quienes controlan. El presupuesto que tienen es ínfimo, el 0,018% del total del presupuesto anual del gobierno nacional. Con ese dinero, que la mayoría se destina a sueldos, es difícil articular una asistencia”.
Tampoco existen actualmente lugares donde las mujeres puedan resguardarse de la violencia que sufren y Catinari también pidió por ellas: “cuando uno va a pedir ayuda no hay quien la garantice. No hay casas refugios en las provincias, existen una, dos o tres en las grandes ciudades, pero en el interior prácticamente no hay. Esto para nosotros es una herramienta que nos permite exigir que no quede en el papel el tema”.
El gobierno, en sus diferentes órdenes no se ha interesado en el tema y, por eso, toman la posta organizaciones como Mumala que ante la falta de números oficiales, salieron a buscar los suyos: “no hay estadísticas de las denuncias realizadas, nada que nos acerque a comprender la magnitud del problema”, puntualizó.