Un incidente que casi termina en un serio incidente se produjo en el regreso de un turista argentino, al que le impusieron un “impuesto” ilegal.
Bronca e indignación sienten a diario los turistas argentinos que quieren volver de sus vacaciones en Buquebús desde el Puerto de Montevideo, Uruguay.
Resulta que los agentes de la Aduana de ese país cobran un impuesto a las compras que se realizaron durante el descanso. Si esto ya es polémico, el problema más grave se dispara cuando los funcionarios aplican un mecanismo dudoso y arbitrario para dar el visto bueno y autorizar el regreso.
El método consiste directamente en extorsionar a los turistas para que paguen impuestos que no corresponden porque, de lo contrario, se escucha el consabido “no va a poder salir, tenemos que retenerle el auto”.
El viaje en Buquebús de hoy (martes 3) a las 11 de la mañana que salió de la capital uruguaya fue una clara muestra del accionar de estos funcionarios orientales.
Tres hombres y una mujer, escudándose en sus facultades, protagonizaron un penoso hecho que a poco estuvo de terminar con abogados de por medio.
Ante la atenta mirada del resto de los turistas y en plena fila para subir con sus autos al barco, los funcionarios pretendieron cobrarle al turista 400 dólares de impuestos por un parabrisas nuevo, el cual había sido declarado por el propietario. ¿Lo curioso? El valor de ese parabrisas era de 500 dólares y queda claro el manejo inescrupuloso de estos cuatro agentes que, más allá de lo que la polémica ley estipula (en este caso, pagar por el excedente 125 dólares de impuestos y no 400), pretendían recaudar a su antojo y para su propio beneficio.
Los turistas testigos y el damnificado se preguntaban si estarán al tanto las máximas autoridades de la Aduana uruguaya.