Andrea, comerciante de Mar del Plata, sufrió un asalto en una zona donde hay una cámara de seguridad. Esta mañana en la 99.9, explicó que a pesar de que está filmado el ingreso de los delincuentes, el operador nunca hizo un acercamiento y no se puede ver nada: “se ve que entraron a la fuerza y todo, pero se ve de lejos, no se puede distinguir ni una patente, por ejemplo”.
La delincuencia no se detiene en Mar del Plata. Y las cámaras de seguridad siguen demostrando que no sirven de mucho para prevenir el delito o colaborar con la investigación de hechos consumados.
Así lo denunció a través de la 99.9 Andrea, una vecina de la ciudad que sufrió un asalto en su comercio. “Mi negocio está en Luro entre 190 y 192, justo en la cuadra del negocio de Dardo Molina. Es una zona muy brava”, anticipó.
El hecho donde murió el almacenero hizo que los vecinos lleguen a pedir la colocación de una cámara de seguridad; pedido que, tras larga demora, finalmente se cumplió. Pero parece que no sirve de mucho: “está ahí porque se lo pedimos por favor y la reclamamos. Supuestamente, hay un operario que controla de a 12 cámaras y las va moviendo manualmente cada 10 minutos”.
Después de ser asaltada, Andrea fue convocada para hacer algún reconocimiento en la cinta de seguridad: “el día anterior al robo mío, yo miro la cámara porque había una persona sospechosa mirando un local que está en la esquina y estaba cerrado. El día de mi robo, se ve a las dos personas sospechosas; el operario que estaba nunca hizo un acercamiento y no vio nada sospechoso. Se ve que entraron a la fuerza y todo, pero se ve de lejos, no se puede distinguir ni una patente, por ejemplo”.
Ese no fue el único problema, porque tampoco sirvió de nada que le hicieran revivir ese momento: “me hicieron ir a ver las imágenes y acordarme del mal momento que pasé, y no se veía nada. Me preguntaron si era una persona renga la que me había robado y otra más; me llamaron, fui y no vi nada más. Me acordé del momento y me puse a llorar”.
A las falencias en las cámaras de seguridad, se sumó un problema habitual en esa zona: la demora en la llegada de los efectivos policiales. “El día que robaron llamé al 911 cuatro veces y a la Comisaría 12º y 6º. El patrullero tardó una hora y media en venir”, explicó Andrea.
El robo estaba muy pensado y programado, porque “fueron preparados para llevarse la ropa, fueron con bolsos y bolsas de consorcio. Se llevaron el celular, la plata de la caja y algo de ropa, pero habían preparado todo. Andaban en un auto”, detalló la comerciante. Lamentablemente, sabe que pronto todo esto quedará en la nada, porque así se lo aclararon: “me dijeron que al ser una denuncia tan chica y como no pasó nada, se va a cajonear. Tenés que esperar que te peguen o te maten para que hagan algo”.