Ex guerrilleras colombianas denuncian las violaciones y abortos forzosos en las FARC y señalan a actuales senadores.
“Éramos las esclavas sexuales de los comandantes, el primer violador que tuve fue ‘El Abuelo’, que mandaba en mi campamento. Era el que probaba a las recién llegadas”. Yamile Noscué desconoce el paradero de aquél abusador pero, si sigue vivo, la Corporación Rosa Blanca a la que pertenece, lo localizará.
La crearon ex guerrilleras de las extintas FARC (Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia) tanto para destapar la verdad más cruda de lo que ocurría en el seno de la banda terrorista, como para exigir justicia y ayudar a las miles de chicas que intentan superar los horrores que padecieron.
A mediados de marzo pusieron en marcha una comisión de investigación y comenzaron por hacer pública una lista de “los veinticinco mayores reclutadores, violadores y abortistas de las FARC”. Entre ellos figura los senadores del partido FARC (Fuerza Alternativa del Común) Pablo Catatumbo, Carlos Antonio Lozada, Iván Márquez y Victoria Sandino, así como su máximo líder “Timochenko” y Pastor Alape.
Yamile Noscué, que ingresó a las FARC a los 15 años, perdió la cuenta de las veces que la violaron. Igual que su compañera Lorena Murcia, que al poco de alistarse, con solo 10 años, fue abusada por su comandante. “Después fueron otros”, indica.
Precisamente la forma de juzgar esos casos es uno de los puntos de la JEP (Justicia Especial para la Paz) que acaba de objetar el Presidente Iván Duque. Enviarlos a la justicia ordinaria, en lugar de la JEP, por no considerarlas acciones relacionadas con el conflicto armado, es la propuesta del mandatario y de Rosa Blanca. Ahora serán las Cámaras Legislativas las que deberán debatirlo aunque todo indica que dada la posición minoritaria del bloque aliado del gobierno, no logrará aprobarla.
“ALLÍ NO SE FORZABA A NADIE”
Para Timochenko, además, no cometieron delito alguno. “No actuábamos violentamente, allí no se forzaba a nadie”, aseguró en la emisora local Blu. “Es una relación consentida. Hay que investigar como es la vida en el campo y las niñas, por lo general, su vida sexual comienza casi en los 10 y los 11 años. Yo conocí niñas que ingresaron huyendo de la casa porque la mamá las iba a vender y obligar a tener relaciones con personas (…) y algunas veían como una salvación ingresar a la organización”.
Una declaración que Lorena Murcia y Yamile Noscué consideran “es la manera más vil y descarada de justificar esos delitos. A una no le quedaba más remedio que someterse porque te podían matar”, alegan. “El comandante principal era siempre el primero y luego dejaba que fuesen los demás”.
Entre las acciones destinadas a sensibilizar a la sociedad sobre lo que vivieron, Rosa Blanca difunde en redes sociales fotografías de Pastor Alape, destacado ex comandante, con su novia. En una, la chica aparece cuando era guerrillera y no tenía más de 11 años, armada con fusil. En las demás son recientes y va de la mano de Alape, de 60 años. “Es lamentable verlo. Quizá ella esté con él por miedo, por temor a que le haga algo. Yo espero que en algún momento se anime a denunciarlo”, señala Lorena, que cuenta con un escolta por las amenazas que recibe. “A ellos no les gusta que denunciemos. Se les olvidó que ahora somos libres y no nos pueden callar”.
Junto a las violaciones y el reclutamiento infantil, Rosa Blanca quiere visibilizar el drama de los abortos forzados. Yamile Noscué asegura que pese al tiempo transcurrido, lo que más le duele, la tragedia por la que sigue llorando, es el aborto de su bebé de seis meses.
“Victoria Sandino (ahora senadora) pudo evitarlo y no quiso”, susurra. Desea escuchar de sus labios un “perdón” así como el reconocimiento de que las normas impuestas en la VII y VIII Conferencias, provocaron el asesinato de incontables criaturas. “Yo sabía que en las FARC era abortar o morirse (ejecutada) pero intenté ocultar el embarazo hasta que fue imposible”, rememora. “Quería tener el bebé y no me dejaron”.
Ante las acusaciones, Sandino emitió un comunicado reiterando el compromiso de comparecer ante a la JEP, “único organismo que judicial que puede garantizar la reparación integral de las víctimas”, para “contar la verdad sobre los hechos ocurridos dentro de la confrontación armada y, de ser el caso, asumir responsabilidades”.
Una de las feministas colombianas más destacadas, Mar Candela, no duda en afirmar que “esos delitos sexuales son de lesa humanidad. Tienen que responder por lo que hicieron y no pueden justificarlo ¿Cómo va a ser voluntario que una niña de 13 esté con un guerrillero de 30, armado y con poder? Eso es coacción y violación”.