Según la investigadora británica Teresa Belton, es bueno permitirles a los niños que se aburran, para que puedan desarrollar su capacidad innata de ser creativos. El hecho de que estén siempre activos podría obstaculizar el desarrollo de su imaginación.
En una entrevista con la BBC, Teresa Belton, investigadora de la Universidad de Educación y Aprendizaje Permanente de East Anglia, en Reino Unido, explicó cómo el aburrimiento estimula el aprendizaje en los niños.
La experta se reunió con la escritora Meera Syal y con el artista Grayson Perry para analizar cómo el aburrimiento ayudó en su creatividad cuando eran niños. Escuchó los recuerdos de Syal y sus experiencias en una pequeña aldea minera donde creció con pocas distracciones. También se entrevistó con otros expertos en distintas materias.
Para Belton, “la falta de cosas que hacer la impulsó a hablar con gente que de otra forma no habría conocido, y a probar actividades que no habría hecho en otras circunstancias, como hablar con vecinos ancianos o aprender a hornear pasteles”.
El aburrimiento se asocia con frecuencia a la soledad, y Syal pasó horas de su vida, durante su infancia, mirando a través de la ventana por campos y bosques, viendo el cambio de clima y las estaciones. Pero lo más importante es que el aburrimiento la hizo escribir. Llevaba un diario desde que era muy joven, lo llenó con sus observaciones, cuentos, poemas y diatribas. Y ella atribuye a estos inicios el que se convirtiera más tarde en una escritora”.
Por su parte, Perry, exclamó, “a medida que me hago mayor, agradezco la reflexión y el aburrimiento. El aburrimiento es un estado muy creativo”. Algo similar le sucedió a la neuróloga Susan Greenfield, quien hizo referencia a su infancia en una familia con poco dinero y sin hermanos. “Ella se entretenía felizmente inventando historias, haciendo dibujos de sus historias y yendo a la biblioteca”, dice Syal.
Belton, experta eb el estudio del impacto de las emociones sobre el comportamiento y el aprendizaje, asegura que el aburrimiento puede ser una “sensación incómoda” y que por ello la sociedad ha “desarrollado la expectativa de estar constantemente ocupado y estimulado”. Pero advierte que ser creativo “implica ser capaz de desarrollar un estímulo interno. Algunos jóvenes que no cuentan con los recursos interiores o las respuestas para hacerle frente a ese aburrimiento de forma creativa, terminan destrozando las paradas de autobús o dando vueltas en auto. Ahora, cuando los niños no tienen nada que hacer, de inmediato encienden el televisor, la computadora, el teléfono o algún tipo de pantalla. El tiempo que pasan frente a estas cosas se ha incrementado. Pero los niños necesitan tener tiempo para no hacer nada, tiempo para imaginar y perseguir sus propios procesos de pensamiento o asimilar sus experiencias a través del juego o simplemente observar el mundo que les rodea”.
Ese es el tipo de cosas que estimulan la imaginación, agrega, mientras que la pantalla “tiende a hacer un cortocircuito en ese proceso y el desarrollo de la capacidad creativa”. Y concluye que “por el bien de la creatividad, tal vez tenemos que reducir la velocidad y desconectarnos de vez en cuando”.