Uno de cada cinco chicos y chicas de entre 15 y 29 años ni estudia ni trabaja. La mitad de los españoles entre 25 y 65 años no ha terminado ni el Bachillerato. El 36% de los jóvenes de entre 25 y 34 años ha dejado los estudios antes de los 16 años. La tasa de desocupación de los españoles con estudios superiores triplica la media de la OCDE.
España es el país con mayor porcentaje de jóvenes que ni estudian ni trabajan -los llamados ninis- de toda la UE. Uno de cada cinco (el 25,79%) chicos y chicas de entre 15 y 29 años no hace nada en la vida. No es que no quieran formar parte del mercado laboral, es que la sociedad no les brinda esa posibilidad.
Así lo indica el informe Panorama de la Educación 2014, que elabora cada año la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) y que ha sido presentado esta mañana en Madrid por la secretaria de Estado de Educación, Montserrat Gomendio. Si España se compara con los 34 países que forman la OCDE, alcanza también un triste resultado: es el segundo que mayor porcentaje de ninis tiene, sólo superado por Turquía, que presenta un 29,19% de jóvenes en esta situación. Por detrás de España están Italia (24,62%), Chile (22,33%), México (22,04%) o Irlanda (21,09%).
La cifra es muy superior al promedio de la OCDE. Además, mientras en los otros países la situación ha mejorado (la media de la OCDE ha bajado del 15,6% registrado en 2011 al 14,9% de 2012), aquí vamos acumulando cada vez más adolescentes que pasan los lunes al sol. En 2010, el 23,8% de los jóvenes era nini. Un año más tarde, la cifra subió hasta el 24,4%. Y en 2012 ya asciende al 25,79%.
¿En cuántas personas se traduce este porcentaje? En 1.956.900 ninis, según las cifras del padrón que daba, a 1 de enero de 2013, el Instituto Nacional de Estadística (INE).
Dice la OCDE que, “cuando el mercado laboral se deteriora, los jóvenes que hacen la transición de la escuela al trabajo son a menudo los primeros en encontrar dificultades”. El problema es que en España, a diferencia de lo que ocurre “en la mayoría de los otros países”, los ninis se encuentran en el paro; es decir, están buscando trabajo. El 19% se encuentra en esta situación frente al 6% de media de la OCDE. Son ninis forzosos. Quieren trabajar pero no les dejan. Frente a ellos, hay un 7% de jóvenes españoles (9% en la OCDE) que son ninis inactivos o superninis, que ya no buscan empleo.
La causa de este fenómeno hay que buscarla en la época dorada del ladrillo, esos años de principio de siglo que hicieron colgar los libros a muchos jóvenes, atraídos por la promesa del dinero rápido. Otro de los datos espeluznantes del informe es que casi la mitad de los españoles de entre 25 y 64 años (el 45%) no ha terminado ni el Bachillerato ni su equivalente de FP. Como mucho cursó la educación secundaria obligatoria; es decir, estudió hasta los 16 años. Este porcentaje español casi dobla al 24% que presenta la media de la OCDE.
El estudio recuerda, tratando de insuflar cierta dosis de optimismo, que los españoles más jóvenes tienen mayores niveles educativos que los miembros de la generación de sus padres, pero la cosa no es para tirar cohetes. El 36% de la población española de entre 25 y 34 años no tiene ni el Bachillerato. En la OCDE este porcentaje es del 17%.
La crisis ayuda
Algo bueno ha pasado, al menos, con la crisis económica: ha forzado a los jóvenes a permanecer más tiempo en el sistema educativo. El porcentaje de los jóvenes adultos que se matriculan en algún programa de educación formal después de terminar la educación obligatoria (es decir, después de los 16 años) ha ido creciendo a un ritmo más rápido en España que en la OCDE, apunta este estudio. Antes de la crisis, en 2008, alrededor del 81% de los jóvenes entre 15 y 19 años y el 21% de los de 20 a 29 años estaban matriculados en algún programa educativo. En 2012, estos porcentajes subieron hasta el 86% para los jóvenes de entre 15 y 19 años y hasta el 28% para los de 20 a 29 años. En los países de la OCDE el incremento ha sido menor: del 81% al 84% en el primer caso y del 25% al 28% en el segundo.
La tesis del informe es que un nivel educativo más alto reduce el riesgo de desempleo, aunque en España, como las tasas de paro son más altas, un título universitario o su equivalente en FP no reduce tanto el riesgo de desempleo como en otros países. En España, en 2012, el 31,2% de los adultos que dejaron los libros antes de los 16 años estaban desempleados (el promedio de la OCDE fue del 13,6%), mientras que los adultos con título universitario o equivalente tenían una tasa de paro del 14% (el promedio de la OCDE fue del 5%).
Seguir estudiando compensa, dice la OCDE. En primer lugar, para tener más posibilidades de encontrar trabajo. En segundo, para ganar más (hay un 20% de diferencia salarial entre los que no han alcanzado el Bachillerato y los que lo han terminado. Y en tercer lugar, para alcanzar un mayor grado de satisfacción en algunos aspectos sociales.
Poca excelencia
El otro gran problema que hay en el sistema educativo español es que los resultados obtenidos por los que sí estudian son bastante mediocres. Sólo el 12% de los universitarios alcanza resultados excelentes en competencia lectora, frente al 24% de la OCDE. En competencia matemática, hay un 10% de españoles con buenas notas frente al 26% de la OCDE. Dice este informe que “las puntuaciones obtenidas por la población española con título universitario son sensiblemente más bajas que las de la media OCDE”. “Un nivel competencial alto va unido a mejores perspectivas de empleo”, dice el informe.