La docente de la Escuela Provincial Nº 59, Rocina Rojas, comentó en la 99.9 la situación que están atravesando y por la cual tuvieron que dar clases en la vereda. “La escuela no tiene sólo un el salón incendiado desde hace tres años, sino que también los techos se están cayendo”, especificó.
Todos los años, en los primeros días del ciclo lectivo, se debe lamentar alguna situación que hace casi imposible el inicio de clases en varios establecimientos de la ciudad. En el 2013, le tocó a la Escuela Primaria provincial Nº 59, que vive una comprometida situación edilicia que obligó a dictar clases fuera del edificio.
Sobre este tema expuso Rocina Rojas, docente que se desempeña en la escuela ubicada en la Avenida Luro al 10000: “No pudimos comenzar el ciclo lectivo 2013. Pensamos que en enero y febrero las obras se iban a terminar, principalmente en el salón incendiado que hace 3 años que está así, ya que la directora hizo todas las notas y presentó todas las jerarquías en todas las oficinas. Pensamos que el 13 de febrero estaría la mayor parte arreglada, pero pasó todo lo contrario”. Agregó: “Nos obligaron a no comenzar el ciclo. Invitamos a las familias de los chicos a que se acerquen y vean el deterioro que tiene la escuela, no sólo con el salón incendiado, sino que también los techos se están cayendo”.
Lo que se venía acumulando desde hace tiempo, como un aula incendiada durante tres años sin arreglo, ahora suma el granizo, que también hizo su parte: “La directora elevó informes constantes. El panorama se completó con la rotura de vidrios por el granizo del domingo pasado, además de la rotura de caños maestros de los tanques de agua, y el único patio mínimamente cerrado también se rompió”.
No hay intenciones, al parecer, de darle una rápida solución al tema, y por eso los padres empezaron a retirar a sus hijos de la escuela para trasladarlos a otras. “Con todo el dolor del alma tengo que decir que estamos perdiendo mucha matrícula. El jueves a la mañana solamente se deben haber ido 15 alumnos. Uno se pone del lado de la familia, pero es triste que habiendo pasado tantos años no tengamos respuesta. Ahora que hicimos esta movilización se acercó el presidente del Consejo Escolar”, agregó Rojas.
La increíble situación de tener un incendio en 2010 y que hoy, tres años después, nadie se haya hecho cargo del arreglo, parece batir todos los récords: “Se deben de haber hecho los papeleos, pero la plata tiene que haber ido a otro lado, porque no se llegó a arreglar. Las familias no se van a quedar quietos, porque comenzamos como pudimos las clases, pero se están cayendo las mamposterías del techo, el agua se filtra por las paredes, en lugar de vidrios hay maderas que trajeron los padres”.
Como pasa en muchas escuelas de Mar del Plata, los chicos necesitan asistir a clases y además cuentan con el comedor para sumar una comida a su día. “Todos los días encontramos un deterioro nuevo. Los chicos vienen de barrios muy necesitados y la mayoría cuenta con ese plato de comida que puede aportar la escuela”, concluyó Rocina Rojas.