El argentino que vivió en la indigencia pero logró convertirse en profesor en la Universidad de Oxford, habló en la 99.9 sobre su impactante historia de vida.
La historia de Esteban Cichello-Hubner no sólo es de superación, sino de inspiración para muchas personas que crecen en lugares de indigencia absoluta y pueden salir de ese lugar para convertirse en lo que siempre soñaron. El argentino es en la actualidad profesor en la Universidad de Oxford pero tiene una impresionante historia de superación a sus espaldas.
En la 99.9, desde el Reino Unido, comentó que “vivía en un rancho, o menos que un rancho. Piso de tierra, techo de chapa, sin electricidad ni agua; la íbamos a buscar con baldes a 150 metros. El baño era un agujero en el fondo y me daba miedo cuando era chico de caerme en ese agujero. Ir a la escuela donde tenía agua potable, hasta el día de hoy cuando me ducho doy gracias porque me parece fantástico. Me llevaba botellitas y las cargaba para traer a casa. Tenía jabón, baño donde podía cerrar la puerta sin miedo a caerme. La escuela era el lugar que me contenía”.
Su necesidad de aprender no estaba sólo ligada al conocimiento, sino a las oportunidades que tenía dentro de la escuela cuando podía ir: “en aquella época nunca comenzaban las clases en marzo, siempre había idas y venidas con los sindicatos. Por un lado quería a los sindicatos porque sabía que mi madre traía el guardapolvo y los lápices de ahí, pero después no me dejaban ir a la escuela. A veces se alargaba a 30 días pero a lo largo del año después cerraban por desinfección o porque andaba un sátiro suelto. Odiaba y amaba a los sindicatos, era muy feo para mí perder días de clase”.
Nada de todo eso, podía impedirle hacer lo que había elegido: aprender, conocer y formarse. Pero tuvo que hacer un esfuerzo muy grande porque eran tantas las necesidades que a temprana edad tuvo que ayudar a traer el sustento a la casa: “empecé a trabajar a los 9 años y terminé el secundario nocturno. Mi mayor logro en la vida fue terminar la escuela primaria y secundaria. Para alguien que sale de la indigencia y trabajando desde los 9 años, terminar el secundario fue el mayor logro de mi vida. Los estudios terciarios los terminé en Israel porque quería viajar y conocer el mundo. Hice 5 carreras Universitarias, dos en Israel y tres aquí en Oxford donde soy profesor”.
Aprendió 7 lenguas y estudió 5 carreras universitarias, viajó por 82 países del mundo, trabajó en la ONU y muchos logros personales más. ¿Cómo lo hizo? Con la voluntad del aprendizaje. Esa que, por ejemplo, le permitió aprender inglés de una manera muy particular: “en casa había un libro solamente que no sabíamos de donde salió y estaba en francés. Lo leía sin entender de que se trababa y te tomé gustito a las lenguas extranjeras. Después quise aprender inglés, pero en ese momento no había forma. Gracias a Dios apareció en casa la gallina Zulema, con ella aprendí inglés. Tenía novios y ponía huevos a cada rato. Tenía una vecina que tenía los discos de LP con un curso de inglés. Me cambiaba una hora de clase de sus discos por un huevo de Zulema y así aprendí“, contó.
Hoy disfruta de una realidad muy distinta, aunque también tuvo que hacer su propio trabajo de adaptación a una sociedad distinta: “llevo 25 años en Inglaterra, al principio fue difícil amoldarme a la sociedad. Toda la frialdad está presente pero es superficial, después de que se toman una cerveza son las personas más cálidas que hay. Los humanos somos todos iguales, hay algunos más tímidos, menos tímidos o el desconocimiento hacia la otra persona hace que sean más cerrados. Los británicos tienen un gran interés y admiración por Argentina”.
Cuando está el deseo profundo de aprender, nada, ni siquiera la indigencia o la pobreza; puede detener ese enorme motor. La escuela no es sólo un lugar de aprendizaje, todavía hoy para muchos niños es un lugar de contención y donde pueden encontrar cosas que le faltan en casa.