Muchos de los dealers son niños o adolescentes captados por las bandas narco. Así sostienen sus propias adicciones. Pueden tener ingresos de hasta 30 mil pesos por día, de los cuales 10 mil son ganancia.
Una organización civil que lucha contra el narcotráfico y el consumo de estupefacientes estimó que en Argentina unas 400 mil personas se dedican a vender distintos tipos de droga. En el marco de la problemática, se indicó que muchos “dealers” son niños o adolescentes captados para comercializar y así sostener sus propias adicciones. En el informe, también se especifican los nuevos precios de las principales sustancias comercializadas, como la cocaína, la marihuana y el paco.
“Hablar de personas que trabajan vendiendo drogas es poner en superficie lo que logra el narcotráfico en la sociedad. Actualmente, estas mafias tienen a un verdadero ejército vendiendo en todo el territorio nacional. Se estiman unas 300 mil personas que venden, y se suman alrededor de 100 mil que ya cultivan marihuana para luego vender flores. Por eso tenemos un escenario con 400 mil personas que lucran con la comercialización de estupefacientes”, señaló Claudio Izaguirre, titular de la Asociación Antidrogas de la República Argentina (AARA).
De acuerdo a las cifras de la Procuraduría de Narcocriminalidad (Procunar), el año pasado se abrieron 11.706 causas en relación a comercialización de estupefacientes en Argentina. Se trata de 32 expedientes por jornada.
La inflación en lo que va de 2019 no es un tema menor en el análisis de la actualidad en la venta de estupefacientes. Así, el especialista Izaguirre sostuvo: “El costo de 25 gramos de marihuana paraguaya prensada es de 1.200 pesos, mientras que el gramo de flores alcanza los 300 pesos, y el gramo de cocaína con 15% de pureza sale entre 400 y 500 pesos”. ¿Y el paco?: “Cada bolsita cuesta 200 pesos”, dijo.
El fenómeno maldito del narcotráfico tiene uno de sus peores rostros con el reclutamiento de chicos y adolescentes para comercializar las sustancias. “Les pagan un dinero importante, logrando que sus familias no puedan casi oponerse. Hablamos de niños y jóvenes de familias muy humildes, con extrema vulnerabilidad. El narcotráfico sabe bien encontrar las grietas sociales, y ahí se mete. Se instala. Y resulta muy dificultoso luego trabajar para desarmar esas estructuras, que son de poder y territoriales”, explicó Izaguirre.
“Dentro de estos grupos de venta de estupefacientes hay que mirar al distribuidor mayorista, que se encarga de llevar la droga a los barrios. Allí tenés el vendedor de cada zona, el principal, que tiene a su cargo dealers, que son las personas que venden para él. Muchos son consumidores que encuentran en el comercio la forma de mantener su consumo en forma gratuita”, añadió el titular de AARA.
Para el experto, “si los controles llegan a mermar, los números actuales se duplicarían, por lo que no resulta aconsejable que se relajen las políticas para perseguir a quienes lucran con los estupefacientes y la salud de millones de personas, y sus familias, que padecen verdaderos calvarios”.
“Debemos entender que una persona que vende drogas, un minorista, levanta de venta 30 mil pesos al día. Es una cantidad de dinero importante, que lo reinvierte en comprar más sustancia. Le quedan de ganancia unos 10 mil pesos. La movilidad de dinero es muy grande. Este año en el Congreso se habló en contra de la prisión preventiva para quienes comercializan drogas, lo que permitiría que los vendedores permanezcan en libertad hasta la sentencia. Muy peligroso”, dijo Izaguirre.
Finalmente, el experto explicó: “En la Capital Federal y el Conurbano, los distritos donde se concentra la mayor cantidad de venta y consumo, a pesar de los cambios en la Policía de la Ciudad o la Policía Comunal no se movieron los espacios de comercialización, entonces este negocio se cuadruplicó y en algunas zonas hasta se quintuplicó”.
Cada vez más en la escuela
El titular de la Asociación Antidrogas de la República Argentina (AARA), Claudio Izaguirre, explicó que “la comercialización de drogas en las escuelas cada vez se incrementa más, y el tema puntual es que los alumnos con problemas graves de adicción arman espacios de venta dentro de los colegios, lo cual es un nicho muy buscado por el narcotráfico”.
“Obviamente ahí el alumno que tiene el contacto con el dealer externo queda como un líder en el grupo de alumnos. Este lamentable fenómeno se viene dando desde hace mucho tiempo. Mientras tanto, las instituciones educativas realmente miran para otro lado. Es tan común la droga dentro de las escuelas, como en las calles de los barrios”, dijo Izaguirre.
El especialista sostuvo: “Hablamos tanto de escuelas privadas como públicas, no escapa ningún tipo de espacio escolar, ni siquiera las escuelas primarias”.
“Es altamente necesario el trabajo preventivo, de asistencia de los alumnos con adiciones y, por supuesto, la lucha contra los vendedores. Hasta ahora se realizó un buen trabajo en lo que se refiere a los grandes narcos, pero en los pequeños vendedores y los dealers no hay trabajo alguno”, dijo el experto.