La descubrieron en el Hospital Muñiz
En la Argentina, más de 100 personas que sufren tuberculosis por año no responden al tratamiento convencional con antibióticos. El 30% es afectado por una cepa que llaman “M” porque fue descubierta en el Hospital Muñiz de Capital. Ahora científicos argentinos, noruegos y británicos decodificaron el genoma de esa cepa local y reconstruyeron su evolución durante cuatro décadas.
“Se trata de una misma cepa bacteriana que sobrevivió a la introducción de nuevas drogas contra la tuberculosis. Desencadenó un tremendo brote de tuberculosis multirresistente, cuyas secuelas todavía hoy padecemos”, contó a Clarín Viviana Ritacco, investigadora del Conicet y el Instituto Malbrán, dependiente del Ministerio de Salud de la Nación, quien fue una de las coautoras del trabajo publicado en la revista Nature Communications. A partir del año 1994, en la Argentina, esta cepa provocó un brote prolongado que con el tiempo afectó a 1.000 personas. Es resistente a varios antibióticos contra la tuberculosis, en particular, a los dos más eficaces para su tratamiento. Se la identificó primero en pacientes que vivían con el virus del sida en Capital. En aquel momento, la mortalidad era altísima. Después, se encontró que personas que no tenían ninguna otra enfermedad también podían contraer la cepa M. El estudio que ahora publicaron detalla los cambios evolutivos de la cepa y demuestra que ya era multirresistente en 1973. Actualmente, esta cepa autóctona afecta a pocos pacientes. Pero Ritacco alertó: “El problema es dramático. No es por el número de afectados, sino porque la eficacia de los tratamientos es menor, la enfermedad dura más, el pronóstico para los pacientes es peor, y hay riesgo prolongado de transmisión a personas cercanas”.
Si una persona adquiere una cepa común de tuberculosis, se puede curar con un tratamiento con 4 drogas en 6 meses. En cambio, si contrae la infección por la cepa M, necesita tratamiento por 2 años, y la curación es incierta. “Aún en países como Argentina, con tradición de excelencia en la lucha antituberculosis -advirtió Ritacco-, la batalla no está ganada: los bacilos todavía tienen una enorme adaptabilidad y capacidad de daño. La tuberculosis podría volverse incurable con riesgo para otros”.