El supermercadista cordobés aseguró que para crecer hay que facilitar el acceso al crédito y se pronunció a favor de un blanqueo de capitales.
Directo, dice lo que piensa. “El país va a despegar, pero el Banco Central se tiene que sensibilizar y no fundir al país con las tasas. Se corre el riesgo de que la gente diga basta y el responsable no va a ser ni el ministro (Alfonso) Prat-Gay ni el presidente (Mauricio) Macri”, dispara Euclides Bugliotti, titular del Grupo Dinosaurio.
Tiene 75 años y cuatro hijos que se sumaron a la empresa. En las bocas mayoristas es socio de Hugo Tarquino. En 1981 fundó el primer híper Libertad en Tucumán; recuerda que cantó Palito Ortega; cuatro años después fue Córdoba. En 1998 el grupo francés Casino pagó por la empresa 290 millones de dólares, que se vio “obligado a vender” porque había quedado como accionista minortiario.
Con 2000 empleados; ocho complejos de departamentos (media docena en Córdoba y dos en Mendoza); seis centros comerciales con supermercados; dos mayoristas con la marca Tadicor; tres hoteles y dos estadios para espectáculos; una radio y una financiera, el grupo Dinosaurio es un jugador clave en la economía cordobesa.
Conversa con LA NACION en su oficina, donde acaba de recibir el documento judicial que le levanta la inhibición para firmar avales en el marco de la causa CBI, en la que el empresario está imputado por intermediación financiera fraudulenta, asociación ilícita y lavado de activos. “Cada día tengo más enemigos -dice-. Soy polémico, diciendo y haciendo. Lo de la mesa de dinero es una fábula, hoy me sacaron la inhibición, no podía firmar avales”, asegura el empresario.
Entre los proyectos en marcha tiene uno a finalizar en la localidad de Salsipuedes, a 20 kilómetros de la capital provincial, donde ya invirtió alrededor de 100 millones de pesos ,y en estudio un plan para la generación de energía renovable para todos sus emprendimientos.
-¿Cree que revolucionó el formato del supermercadismo en Córdoba?
-Fuimos cambiando con las necesidades del país; con la caída del poder adquisitivo de los últimos años avanzamos hacia la propuesta de MaMi (mayorista/minorista). Tenemos todo muy ligado, complejos de departamentos que son consumidores de los centros comerciales, que los potencian; ticketeras propias para la venta de entrada a los espectáculos aunque los produzcan otros. No hacemos casi promociones ni descuentos en los supermercados; no nos prestamos al juego de tener que ofrecer 15.000 kilos de costilla en 60 bocas.
-Desde el gobierno acusan a los empresarios por la inflación, los almaceneros dicen que los supermercadistas remarcan con más del 70%, ¿cómo analiza el tema?
-Hay un problema serio que no se sabe o se sabe poco. En Córdoba, por ejemplo, pagamos 5,6% de Ingresos Brutos; 2,3% de tasas municipales; 1%por el Impuesto al Cheque ya que nos reintegran el 20%. En costos laborales, tenemos otro 15%; y 2% se va a seguridad y otro porcentaje igual a limpieza. La factura de la luz pasó a ese nivel; pagamos unos 6 millones de pesos al mes sobre una facturación de unos $ 600 millones. Los robos en los súper son casi más que la utilidad y representan el 1,6% de los ingresos. Y están Ganancias y Bienes Personales. A los proveedores se le paga lo que piden o no hay mercadería. El 80% de lo que hay en góndola son productos de primera línea y, si nos hacemos los duros, quedan los huecos. Con todo esto, si nos quedan dos puntos de ganancia líquida, hacemos una fiesta.
-¿Cree que en el segundo semestre, como dice el Gobierno, la economía va a mejorar?
-El país va a despegar; es acertado el blanqueo de capitales. Hay unos 350.000 millones de dólares afuera, a lo que hay que sumar la plata que está en las cajas de seguridad. La inflación va ir cediendo, pero hay que humanizar al Banco Central. Me tiene sin cuidado la doble indemnización, porque no quiero despedir gente, pero necesitamos financiamiento adecuado. A una tasa anual del 42% no se puede hacer nada. Hay una insensibilidad del Central que está en una puja con Economía.
-Se lo critica mucho por sus amistades políticas. Fue kirchnerista, ¿cómo se para con Macri?
-Fui amigo de (Carlos) Menem y me hice kirchnerista. Hubo medidas buenas; lo mejor me pareció cuando Néstor Kirchner intervino las AFJP, que eran un curro infernal. Después se distorsionó todo; no voy a decir que fueron las carmelitas descalzas.
-¿Con qué gobierno creció más?
-Con todos. En el kirchnerismo los créditos a tasa blanda ayudaron. Ahora hay muchas cosas que se están destapando que, como militante se ignoraban. El kirchnerismo no me pagó los bonos que compré antes del default, cuando vendí el supermercado Libertad; no soy ni buitre ni fondo especulativo. Era una ratita, cómo no iba a confiar en el gobierno. Por un lado me dejó crecer y, por otro, me quitó.
-No se lo ve con otros empresarios, ¿es poco sociable?
-No puedo sociabilizar; dicen que fui socio de Menem, de los K. En realidad, el único socio que tuve fue Hugo Lauret, que murió y a quien extraño. Dicen que soy narco, pirata del asfalto. No se bancan que un gringo que vino de Jesús María hoy tenga una empresa con más de 2000 empleados. Tomé el camino de los Pagani, de los Urquía; me dedico de lleno a mi empresa; trabajo todo el día y tengo una exposición muy alta. Tengo unos autos viejos y unos departamentos; si un empresario como yo no los puede tener… Tengo el aval de 50 años en el comercio y nunca nadie me tuvo que golpear la puerta para poder cobrar.
-¿A dónde va? ¿Cuál es su próximo proyecto?
-Recibí un listado de más de veinte municipios bonaerenses que nos proponen desembarcar; capaz que lo hagamos con algún local del grupo. No paro, hago todo el tiempo. No queremos mini bocas porque no se puede vender al mismo precio y, entonces, hay polémica. Paramos el desembarco de grandes cadenas, ya no somos un hueso tan fácil de roer.
-¿Cómo imagina el sector supermercadista en una década?
-El esquema de grandes cadenas y almacenes va a existir siempre. La elección de dónde comprar depende del poder adquisitivo; cuando es más alto, el consumidor compra en la despensa y cuando hay menos plata, va más al mayorista. Cuando arrancamos, hacíamos todo nosotros, el pan, las comidas. Cuando nos consolidamos fuimos tercerizando. Hay que apostar a un lugar y tenerle paciencia. Cuatro años llevó consolidar el mall de Rodríguez del Busto. Me equivoqué, por ejemplo, cobrando el estacionamiento. Me gritaban de afuera por eso. Es titánico lo que se hizo acá, de patriota no más.