El secuestro virtual, una modalidad muy conocida en algunos países, es un nuevo modo de estafa que se propaga en México. Las extorsiones suelen realizarse desde las prisiones donde, en teoría, no está permitido hacer llamadas libres al exterior.
Durante el 2011, el Instituto Nacional de Estadística (INEGI) mexicano registró al menos 4,4 millones de extorsiones generales. Pero las asociaciones contra la inseguridad creen que solo se denuncian tres de cada 100 casos. El Distrito Federal recibe unas 10.000 llamadas extorsivas al mes, según datos del Consejo Ciudadano. En los últimos cuatro años, ha contabilizado 56.000 números de extorsionadores; muchos de ellos pertenecen a aparatos robados.
Miranda de Wallace, madre de un joven asesinado por secuestradores, ex candidata del Partido Acción Nacional por el DF y presidenta de la asociación Alto al Secuestro, dijo: “acabamos de ver que Tamaulipas tiene el mayor número de llamadas de extorsión nacional, aproximadamente el 40% del total”. Se cree que de allí surgió la llamada que provocó el secuestro virtual de los diez niños de Morelos. “Con Enrique Peña Nieto hemos tenido encuentros y hemos pedido que se implemente una campaña específica”, comentó.
La extorsión telefónica sigue en plena ebullición, a pesar del decreto aprobado el año pasado para frenar a los reclusos. La ley no se ha aplicado y hoy el 80% de estas llamadas salen de los penales, indican algunas organizaciones civiles. “En las cárceles no tendría siquiera por qué haber celulares. Si entran es porque hay corrupción”, explicó María Elena Morera, presidenta de la organización Causa en Común.
Tampoco se instalaron bloqueadores de señal ni se hizo la geolocalización con la que se pretendía encontrar a los chantajistas. Y no se llevó a cabo la cancelación de líneas sospechosas, responsabilidad de compañías telefónicas que, según los activistas, no cooperan y están a la defensiva con el derecho a la privacidad.
En cuanto a los ciudadanos, les falta información sobre cómo funcionan los chantajes, aunque actualmente “la gran mayoría cuelga el teléfono”, afirmó Morera. Los expertos recomiendan saber dónde están los hijos en cada momento, instalar identificadores de llamada, no dar información y aprender a distinguir los secuestros virtuales. “Por ejemplo, en las negociaciones reales nunca te piden que no sueltes el teléfono”, advirtió Morera.