El director de Posada del INTI habló sobre los constantes casos de incidencia del consumo de drogas al volante y que se ve reflejado con el caso del cantante Kalib Di Masi.
Una vez más, el impacto de las drogas queda en evidencia con el caso de Kalib Di Masi que a bordo de un Audi TT primero atropelló a una persona que circulaba en moto y la dejó tirada para unos minutos después impactar contra otro auto donde iba una persona junto a su hijo. Al momento de detenerlo, pudieron constatar que había consumido marihuana.
El Director de Posada del INTI, Fabián Messina se refirió en la 99.9 a este discurso constante sobre el “consumo recreativo” y la característica inocua de las drogas: “hay una doble vara porque si no hay hechos fatales siempre escuchamos hablar de la alcoholemia. No se puede medir lo que no se testea, no hay estadística de la incidencia en el tránsito del consumo de cannabis. A partir de ahí se construyeron falsas premisas porque tampoco se puede cuantificar el impacto de las campañas de prevención porque no las hubo”.
La irrupción de la drogas como parte de un mercado que busca ser legal, ha hecho que el enfoque cambie contundentemente: “cuando pasó a ser un producto del mercado, entraron a jugar otros factores y las reglas del mercado. No se cuantos hexágonos negros se les pondrán a medida que avancen los productos. Ha salido caro instalar estas cuestiones, hubo gastos enormes y mucho dinero circulando porque atrás de esto hay un negocio. Esto deshumaniza a las personas y pasa en el juego online, en el alcohol donde se pone la mirada en el producto y no en el impacto en la sociedad”.
Mientras todo esto sucede, en instituciones como las que dirige Messina, siguen llegando personas con muchos problemas generados por el consumo de droga: “nosotros recibimos en consulta cada vez más chicos y chicas atravesados por el consumo problemático de cannabis. Muchos profesionales de la salud no acercan a estas personas que se empiezan a vincular con las apuestas online. He escuchado muy poco en estas época de propuestas, hablar del consumo problemático. El silencio también es una respuesta”.
Durante muchos años tuvieron que trabajar casi unilateralmente para dar respuesta a lo que pasa cotidianamente pero llega un momento donde nada de lo que hacen parece alcanzar: “estamos todo el tiempo tratando de argumentar políticas para darle a los pibes la posibilidad de desarmar ese entramado pero el abordaje debe ser más macro. Hay que hacer trabajos muy sutiles en función de la escucha, la circulación de la palabra, de mirar a los ojos e involucrarse; hay que poner el cuerpo porque hay personas padeciendo. No hace falta discursos bonitos, sino organizar la territorialidad. Hay muchas cosas que tenemos que cambiar como país”.