Fabio Quetglas: “Hay que recrear una idea contemporánea del reformismo político, no nostálgica, tienen que dialogar con el hoy”

El Diputado Nacional habló en la 99.9 sobre la necesidad de cambiar la forma en la que los políticos discuten la realidad de los argentinos, porque hubo muchos factores que influyeron en una realidad distinta.

La política tal como la hemos conocido en las últimas décadas en Argentina ha tenido un fuerte cambio y hoy, el presidente Javier Milei, en muchos casos elige la agresión y la descalificación como elemento. Esto fue analizado en la 99.9 por el Diputado Nacional Fabio Quetglas que hizo un desglose de lo que debe entender la política “tradicional” de los tiempos que corren.

En principio explicó que “es un síntoma también de un agotamiento, donde la corrección política fue el traje que se le puso a la política estéril, a la política que no transforma nada, al sostenimiento del status quo, al alargamiento de los procesos, que entiendo que irritó la paciencia de muchísimos ciudadanos en muchos países. Pero hay tres razones como más estructurales. La primera que entiendo yo que está subestudiada, es el angostamiento de las clases medias. La política dialogal necesitaba de una estructura social de amplias clases medias, cuando todos nos sentimos más partícipes de los modos de consumo de nuestra circulación cultural, de nuestras referencias, etc. Y en los últimos 30 o 40 años, en la Argentina, de manera trágica, uno de los efectos de la irrupción tecnológica, nos hemos cansado de decir que las nuevas tecnologías es que muchos empleos de mediana o alta calificación, que eran la base material de familias de clase media, fueron sustituidos por empleos menos remunerados, en el orden del 20 o 30%. La estructura de consumo de las clases medias en muchos países de Europa, en EE.UU. en Argentina, de manera dramática, cambió mucho y eso iba a reflejarse en algún momento en la conversación pública”.

En su análisis, hay un segundo factor importante tiene que ver con un factor externo como el marketing: “creo que está soslayado el tema pero todas las personas menores de 70 años, o sea, el 30 % de las personas que vivimos en países occidentales, con nuestro estatus de acceso a la información hemos sido modelados por el marketing. No por el marketing político, por el marketing, es decir, qué es lo bueno, qué es lo malo, si corresponde ser flaco, no corresponde ser flaco, si está bien consumir productos que contaminan, que no contaminan, irse al campo, no irse al campo, irse de vacaciones, no irse de vacaciones, sacar una hipoteca, no sacar una hipoteca. Eso fue modelado después de la segunda guerra mundial muy claramente por el marketing. Eso iba a influir en algún momento en la forma de conversar en la política”.

Por último, agregó el facto de la confianza que se mudó al sector privado aquello que antes era propio de lo público: “el tercer motivo es que si aparecería mañana en algún país la Agencia Nacional de Conciliación Emocional, donde uno pondría en una lista sus características personales para que le consigan una entrevista con una persona con deseo de constituirse en pareja de alguien, nadie decidiría anotarse. En cambio la gente entra a Tinder y la confianza que antes tenía en el sector público, hoy la deposita en términos de mediaciones, en la tecnología o en otras cosas. Esas tres cosas han modificado diametralmente la política y los partidos tradicionales. No procesaron bien esto, no estuvieron atentos a procesarlo y apareció una generación de teóricos de la irritación que se dieron cuenta de un montón de cosas, que esas clases medias tenían condiciones para cambiar su posicionamiento, de reclamo de bienes públicos, más progresista, hacia otro posicionamiento. Pertenezco a una cultura política que creo que crece lo que se alimenta, y se están alimentando cosas negativas”.

Con este contexto planteado, también y en consecuencia, el Diputado Nacional consideró imperiosa la necesidad de dar una nueva discusión política, cerca de lo que los argentinos pretenden en la actualidad: “no se va a resolver esto con la nostalgia de que vivimos un tiempo pasado que fue mejor, de dominancia del estado de bienestar porque la mayoría de la gente es bastante consciente que eso no es recreable automáticamente. Hay que recrear una idea contemporánea del reformismo político, no nostálgica, tienen que dialogar con el hoy. Hay que recrear unas prácticas políticas que son muy exigentes. Hay que advertir los riesgos que existen cuando uno en todos los implícitos juega al fleje en materia de agresividad hacia los colectivos. No es un exabrupto, es una práctica sistemática de construcción de una moral de Estado que hoy gozará de la popularidad que pueda tener, que será buena, mala, regular, no sé, pero que es peligrosa a mediano plazo”.