El Diputado Nacional que se desempeñó como juez en la causa denominada Rincón Bomba, habló en la 99.9 sobre el fallo que se emitió en su momento determinando que fueron delitos de Lesa Humanidad ordenados por el Ministerio del Interior en el gobierno de Perón.
Hoy se cumple un nuevo aniversario de un hecho que ha quedado invisibilizado en la historia argentina pero que un proceso judicial llegó a dejar en evidencia como un delito de Lesa Humanidad cometido el 10 de octubre de 1947 cuando Juan Domingo Perón era presidente de la Nación. Se trata del caso denominado como Rincón Bomba.
El hecho fue investigado años después y en su rol de juez, el actual Diputado Nacional Fernando Carbajal emitió un dictamen que lo declara como un genocidio contra pueblos originarios. En la 99.9, el legislador contó que “Rincón Bomba está a pocos kilómetros de Las Lomitas, en el centro geográfico de Formosa. Fue muy conocido en su momento porque estuvo detenido Carlos Menem en las épocas militares. Ahí sucedió un hecho desconocido para muchos argentinos y hasta no hace muchos años para muchos formoseños inclusive porque fue borrado de la historia oficial. Merced al impulso de algunos abogados vinculados a los problemas indígenas y luego la Federación de Pueblos Pilagá se llegó a una sentencia donde se descubrió que había pasado en ese evento dictando una sentencia que estableció una verdad histórica”.
Lo que tuvo además de infrecuente el fallo fue la reparación para estos pueblos: “es histórico porque no hay registro de una indemnización de tipo civil a pueblos indígenas por un hecho que fue calificado como delito de lesa humanidad”.
Respecto de la historia de ese hecho, Carbajal recordó que “es un juicio civil que empieza promovido por los abogados Díaz y Sánchez que lo hacen a título personal invocando una representación genérica y en el curso del proceso se conforma la Federación de Pueblos Pilagá con las distintas comunidades, hasta que toman intervención hasta continuar el juicio. Formosa tiene un 5% de su población de origen indígena, entre 20 y 25 mil personas de distintas etnias”.
Lo que sucedió fue una represión injustificada y persecución que se pudo comprobar a través de los testimonios en el juicio: “en ese lugar, hubo una concentración de pueblos pilagá convocados por una persona religiosa de origen indígena. En paralelo se da la situación de que los pueblos indígenas habitualmente se trasladaban caminando hasta los ingenios de Salta a trabajar y luego volvían. Ese año, el ingenio no tomó mano de obra y entonces todos estos grupos indígenas se empezaron a concentrar. Se generó un clima de tensión social porque no era normal que se juntaran tantos y aparecieron los temores de la sociedad blanca. De manera injustificada se desató una represión”.
Fue justamente un 10 de octubre que comenzó este lamentable capítulo de nuestra historia: “Gendarmería montó tres puestos con ametralladoras, el día anterior se había hecho una requisa de armas donde habían sacado algunos machetes pero no estaban armados los pueblos originarios. Ahí, sin razón ni justificación comenzaron a ametrallar a los ciudadanos que estaban allí, produciendo una gran cantidad de muertes”.
Eso fue sólo el primer capítulo porque después habría más hechos: “eso produce la huida de todos los que estaban por lo que comienza un segundo tramo que es la persecución de estos grupos y se hizo de manera muy cruel. Había una búsqueda de exterminarlos, los perseguían y los mataban o bien los detenían y los metían presos. Hay un caso registrado de un alto cargo de Gendarmería que violó a una niña indígena. Como si fuera poco, se llegó al extremo de armar un avión con una ametralladora y desde allí se iba persiguiendo a los grupos en fuga y se los mataba”.
Hubo además un tercer paso: “hubo grupos que quedaron y fueron reducidos a servidumbre bajo un régimen de trabajo esclavo. Todo esto fue en 1947 con Perón electo presidente”, recordó.
Todo lo comprobado en el juicio llevó a la determinación de quien había dado la orden de atacar: “no fue un hecho marginal sino ordenado por el Ministerio del Interior de ese momento. Después hubo una maniobra de ocultamiento sistemática porque se quemó todo lo que había allí, las viviendas, los árboles para hacer desaparecer los rastros”.