Cansado de la situación que le toca atravesar el vecino de Santa Clara del Mar habló en la 99.9: “la verdad es que mucha bolilla no me han dado, estoy internado desde el 7 de diciembre”.
En el Hospital Interzonal General de Agudos (HIGA), los pacientes están en una situación desesperante en muchos casos por la forma en que ingresan al mismo o, en algunos casos, por la cantidad de tiempo que llevan dentro del nosocomio sin respuesta alguna.
Eso le sucede a Fernando que habló en la 99.9 sobre su prolongada espera que ya lleva más de tres meses internado por un problema cardíaco: “me pudieron hacer el cateterismo antes que se rompa la máquina, hace como dos meses. Hay gente que está esperándolo. Estoy internado desde el 7 de diciembre porque me tienen que poner un cardiodesfibrilador implantable que controla el ritmo cardíaco y cuando empieza a funcionar mal le da un shock eléctrico para volver al ritmo que corresponde“.
En todo este tiempo, le ha sido muy difícil saber como avanza la situación y se ve obligado a quedarse allí porque sino pierde el “turno” en la fila de espera para que aparezca el aparato conocido como CDI: “estuve casi dos meses en Unidad Coronaria y hace un mes y pico que estoy en la terapia intermedia del segundo piso. Dentro de todo estoy tranquilo pero debería estar en mi casa con mi familia. Acá vienen me hacen los controles los enfermeros, los médicos hacen lo que pueden pero no tengo ningún informe”.
Mientras tanto, la familia se sostiene como puede porque se trata de una persona joven y que está en condiciones de trabajar, aunque no puede allí desde el HIGA: “soy de Santa Clara, tengo a mi madre con 88 años que está cada vez más viejita y tengo a mi hermano que no puede andar yendo y viniendo todo el tiempo. No me dan información porque tampoco le dan informes a ellos. Lo único que puedo hacer es un poco de ejercicio con los brazos y caminar porque estoy muy debilitado”.
Hoy se siente desamparado por el estado que debería brindarle algún tipo de respuesta y no lo hace. Además de cargar con su propia realidad, tiene alrededor, muchas personas en la misma condición: “hace tres meses que estoy acá y la verdad es que mucha bolilla no me han dado. Somos tres en la misma habitación”, puntualizó.