El presidente de la Liga Naval Argentina habló en la 99.9 sobre la falta de controles que existen a nivel internacional sobre sumergibles como el Titán: “el mar libre está flojo de regulaciones”.
La implosión del sumergible Titán que estaba realizando un viaje de turismo para acercarse a las ruinas del Titanic marcará un precedente a nivel mundial para este tipo de desarrollos que no está regulado de la manera debida.
El presidente de la Liga Naval Argentina, Fernando Morales brindó su análisis en la 99.9 sobre distintos aspectos de una investigación que, en principio, las autoridades de Estados Unidos no daban por cerrada hasta no constatar fehacientemente lo que había sucedido: “la Guardia Costera fue muy prolija en graduar la información. Éramos todos contestes de que la pérdida abrupta de comunicaciones que tuvo este artefacto naval era presagio de que algo estructural había pasado, pero no se puede aventurar hasta no tener el 100% de seguridad. Hay que tener un certeza de que no hay vida en la embarcación o que haya pasado la suficiente cantidad de tiempo para presumir razonablemente que no hay posibilidades de sobrevida”.
Una vez que el desenlace ya era el que se esperaba con el fallecimiento de las personas a bordo, hay que hacer un análisis de lo que estaba haciendo este sumergible: “hay dos tipos de aventuras marítimas. El que se arriesga para crear algo y desarrollarlo para luego patentarlo y construirlo en serie o este tipo de emprendimientos donde, bajo la apariencia de ser científicos, terminan convirtiéndose en agencias de turismo riesgoso para una elite que tiene el dinero para pagarla”.
Ante esta última circunstancia, Morales aclaró que “hay un vacío legal porque el mar libre en medio del océano. Para ir a pavear al Titanic, porque no hay nada que hacer ahí, las regulaciones que le dan poder de policía a los estados son muy limitadas. El mar libre está flojo de regulaciones. El engendro salió de Canadá arriba de otro buque, es evidente que no tuvo que ser despachado por la Prefectura local, no era un artefacto navegando. Esto traerá muchos cambios”.
En comparación, por ejemplo, con el turismo espacial que también existe y cuesta mucho dinero, Fernando Morales aclaró que el contexto es muy distinto: “la nave de Jeff Bezos, cuando despega, lo hacen desde una plataforma que está ubicada en un país que tiene regulaciones. Antes de lanzarlo, pasa una serie de controles y estándares. Las aventuras marítimas no tienen ningún control, nadie estaba ahí para saber si lo tiraban de punta o de costado y los protocolos los hizo la propia empresa”, destacó.