Fernando Poo: “La seguridad vial en Mar del Plata requiere controles claros, comunicación y cambios en la infraestructura”

El investigador del CONICET y profesor de la Universidad Nacional de Mar del Plata, Fernando Poo, analizó en la 99.9 las falencias estructurales y culturales que presenta el tránsito en la ciudad. Planteó la necesidad de reducir velocidades, mejorar los controles y acompañar las políticas con comunicación constante para generar hábitos responsables.

El investigador del CONICET y docente de la UNMdP, Fernando Poo, sostuvo en la 99.9 que la situación del tránsito en Mar del Plata responde a una combinación de factores que exceden el comportamiento individual de los conductores. “Hay falencias en la infraestructura, en los controles y también en las normas, que muchas veces necesitan actualizarse. La ciudad no tiene un tránsito pacificado: las calles son anchas, las bocacalles también, y eso genera comportamientos que se vuelven costumbre”, explicó.

Poo subrayó la importancia de adecuar los límites de velocidad a las recomendaciones internacionales: “Hoy la ley fija 40 y 60 kilómetros por hora como máximos en calles y avenidas, pero la recomendación mundial es de 30 y 50. A 40 kilómetros por hora, nueve de cada diez peatones atropellados mueren; a 30, la relación se invierte. Son solo 10 kilómetros de diferencia, pero marcan la supervivencia”.

En ese sentido, advirtió que los controles viales suelen ser percibidos únicamente como una forma de recaudar, lo que considera una falla de comunicación estatal: “El control es necesario, pero debe ser explicado. La gente debe entender por qué es importante respetar las normas. Si no se informa, se genera rechazo. Como cualquier política pública, necesita campañas permanentes que persuadan y enseñen, del mismo modo que hacen las marcas para sostener su presencia”.

El investigador también apuntó al impacto del modelo de movilidad priorizado: “Hay muchos autos en la ciudad, y eso no es solo responsabilidad de las personas, sino de un sistema que privilegia el automóvil frente al transporte público o activo. Cuando no hay espacio para estacionar, se ocupa la esquina, y aunque todos saben que no deberían hacerlo, se convierte en hábito y en una cultura vial que después es muy difícil revertir”.

Finalmente, señaló que el tránsito marplatense requiere un abordaje integral: “No alcanza con poner una norma de 30 km/h si la avenida es amplísima y no hay nada que le diga al conductor que va rápido. Hace falta rediseñar espacios, pacificar calles y acompañar con información y control. El tránsito es un ambiente complejo y los malos hábitos son la consecuencia de muchas cosas que no se hacen”.