El decano de la Regional Mar del Plata de la UTN habló en la 99.9 sobre la política de puertas abiertas que sostienen a pesar de los problemas presupuestarios y explicó porque tomaron esa decisión.
En medio de las repercusiones por la toma de Universidades, hay lugares donde el sentido común termina imponiéndose tanto en directivos como en alumnos. Eso pasa en la Facultad Regional Mar del Plata de la Universidad Tecnológica Nacional (UTN) donde hay una postura muy distinta a todo lo que se viene escuchando.
El Decano Fernando Scholtus brindó su punto de vista a través de la 99.9 indicando que “en la facultad, desde la gestión, tenemos la consigna de que cualquier defensa que se haga, se hace desde dentro de las aulas y con actividad, independientemente de las posiciones que cada uno tenga. Respetamos el derecho a adhesión a las medidas de fuerza que por ahí se vayan dictando desde los distintos gremios, pero en lo personal, desde la gestión, siempre mantenemos la facultad con las puertas abiertas y por las conversaciones que venimos obteniendo con el claustro de estudiantes, respetan nuestras posiciones y además quieren tener clases, o sea que hacemos todo lo posible para que las actividades continúen normalmente”.
La UTN tiene la particularidad de tener algunas carreras con aporte estatal y otras que son aranceladas y se encargó de explicar ese funcionamiento que también es uno de los factores por los que deciden seguir abiertos. “tenemos dos carreras de grado, las que son las subvencionadas por el Estado, Ingeniería naval e Ingeniería pesquera, y después pregrado, que no son subvencionadas por el Estado, tienen un arancel, no es alto entre 50 mil y 60 mil pesos. Son cinco: la tecnicatura universitaria en programación, la de administración, la de producción textil, la de procedimiento de tecnologías ambientales y la de interiorismo. Esas son las presenciales”. También avanzaron en carreras que se puedan cursar a distancia: “estamos ampliando la oferta educativa en un sistema institucional de educación a distancia que depende de la universidad. Tenemos un sistema y formamos un consorcio. Nosotros participamos en cuatro, una que es la Tecnicatura Universitaria también en programación de manera virtual, la otra es la Tecnicatura Universitaria en Tecnologías Informáticas, después un par de ciclos de complementación cultural para extender al grado, que es la licenciatura en Gestión Ambiental y la Licenciatura en Administración, que articula con dos de las tecnicaturas que se dictan presenciales en la facultad. También se amplía la oferta con este ciclo también de complementación de la mano del Instituto Nacional de Profesorado Técnico, que son lo que se conoce como profesorado en disciplinas industriales destinado a aquellos profesionales que quieren ejercer la docencia en el nivel terciario y necesitan tener la habilitación pedagógica”.
El momento económico para ellos tampoco es fácil y al igual que el resto del servicio educativo y del país, tienen los salarios atrasados. Sin embargo, no se quedan sólo en el reclamo sino que tienen un razonamiento distinto: “somos una facultad joven, pero el presupuesto se compone casi el 90 % o 92 % de sueldos y el resto está destinado a programas de becas, de investigación y gastos que por ahí se originan con distintos programas de la secretaría. El mayor impacto sobre la reducción de un presupuesto o la no actualización tiene que ver con un tema sobre todo salarial, y ahí es donde nosotros nos vemos afectados. No somos una isla y la comunidad también está pasando a situaciones complejas. Nosotros nos debemos a los contribuyentes, hay posiciones dentro de la facultad que están en sintonía con el derecho del contribuyente de decir que quieren que la universidad sea pública. Nosotros podemos ponernos en una posición de no nos alcanza el sueldo, pero también somos conscientes de que cualquier impacto que nosotros tengamos sobre nuestros aumentos de presupuesto va directamente al contribuyente. Somos conscientes que hay también una parte de la sociedad que está diciendo “nosotros queremos ver en qué se gasta” y encontrar una receta para que las cosas nos cuenten menos. Desde nuestro lugar tenemos la empatía de ese contribuyente, que cuando nosotros decimos que somos servidores públicos, nos debemos a esos contribuyentes”.
Por último, dejó en claro que no temen a que controlen en que se gasta el dinero que les da el estado: “no tenemos problema en ser auditados. Tenemos una administración donde pretendemos ser cuidadosos, errores seguro que tenemos y si alguien viene y nos indica esos errores y lo tenemos que corregir, estamos a disposición. Tenemos una inyección de recursos permanente dentro de la facultad y eso es visible. Hoy uno pasa por nuestra facultad y hay obras en ejecución. Lo que hace que nuestra posición sea de puertas abiertas, es que tenemos dos carreras que son subvencionadas por el estado, pero hay cinco que son aranceladas y el que paga tiene derecho a encontrar un lugar acorde, a decir yo pago y exijo”.