Ola de tiroteos en la ciudad atribuidos a bandas de pandilleros.
La ciudad de Chicago vivió un fin de semana sangriento, como en los tiempos del mafioso Al Capone en los años 20 y 30 del siglo XX. El Departamento de Policía de Chicago confirmó ayer lunes 12 fallecidos por disparos y decenas de heridos durante este fin de semana.
En total, tres personas recibieron disparos el viernes por la tarde, 14 el sábado, 48 el domingo y 6 en la madrugada del lunes. “No es un secreto que hemos tenido un fin de semana inaceptablemente violento. (…) Como he dicho en otras ocasiones, debemos subrayar el problema continuo que tenemos con las armas ilegales y los delincuentes que están esperan-do para usarlas”, dijo el jefe del Departamento de Policía de Chicago, Eddie Johnson.
La Policía informó que 46 personas han sido detenidas en relación a estos tiroteos y que sigue buscando a otras implicadas.
Entre las víctimas mortales se encuentra una chica de 17 años identificada como Jahnae Patterson, que falleció después de recibir un disparo en la cara durante un tiroteo el sábado, en el que otras cinco personas fueron heridas de gravedad, incluyendo un niño de 11 años.
De acuerdo a datos oficiales, Chicago, la tercera ciudad más grande de Estados Unidos con 2,7 millones de habitantes, ha registrado 300 asesinatos por disparo de bala en lo que va del año, convirtiéndose así en la urbe con más muertes por ese motivo en el país en 2018, eclipsando a ciudades más grandes como Nueva York y Los Ángeles.
Aun así, en comparación con el año anterior, esa cifra es un 23% inferior a la registrada en el mismo período de 2017. Ese año, 650 personas murieron en Chicago por disparos de bala, un número inferior a las 762 víctimas de 2016, su índice de muertes violentas más alto en casi veinte años.