La marplatense que está radicada en Estocolmo habló sobre su experiencia luego de vivir 26 años en Suecia y remarcó el nivel de violencia entre bandas vinculadas al narcotráfico y la influencia de los fundamentalistas musulmanes en la sociedad.
Vivir en ciertos países puede significar para muchos argentinos una vida de ensueño o idealizada al máximo. Sin embargo, el mundo hoy está sumergido en una situación muy difícil de violencia que se ha trasladado a lugares donde antes sólo había paz y seguridad.
Flavia Bergamaschi es una marplatense que está viviendo en Estocolmo, Suecia hace 26 años y habló en la 99.9 sobre el cambio que está atravesando socialmente ese país sobre todo con la presencia de los extremistas musulmanes. “Mi marido hace 40 años que vive aquí, él conoció una Suecia bastante diferente a la que yo ya encontré cuando vine hace 26 años. El cambio va cada vez más rápido. Hay un choque cultural muy grande, los suecos no son para nada racistas, pero cada vez hay más prejuicios. El choque cultural con la gente que es musulmana, y que la practican de una manera fundamentalista, es cada vez menos aceptado. Estos hombres tienen mucho menos respeto por las mujeres, lo cual hace difícil en determinadas circunstancias la convivencia. Los suecos son muy pacíficos, son gente que tratan de evitar al máximo los conflictos, son muy políticamente correctos. La gente no se anima a reaccionar, no están acostumbrados, quedan en shock, no son reaccionarios, no saben manejar esas situaciones”, explicó.
Desde su trabajo cotidiano, se ha encontrado con situaciones donde tuvo que intervenir porque hombres musulmanes estaban insultando a increpando a las mujeres: “yo trabajo en clubes deportivos como si fuese el piso de deportes, con la pileta cubierta y todo ahí en Mar del Plata. Si pensamos en Estocolmo, como si fuese el partido de General Pueyrredón, está dividido en diferentes municipios y en cada uno hay una o dos piscinas y centros deportivos en los cuales tienen obligación los niños que van a segundo y tercer grado de aprender a nadar. Es más que nada para que todos tengan la posibilidad de salvarse o salvar a otros porque hay agua por todos lados aquí; es un archipiélago Estocolmo. En esa piscina que yo trabajaba, en un momento había muchos alumnos en un secundario que había al lado nuestro, que venían a nadar ahí, muchos chicos musulmanes. Cuando estaban en grupos, se hacían los fuertes y lógicamente, con mis compañeras suecas, las rubiecitas que son ahí, era tratar siempre de protegerlas y de frenarlos porque aparte de llamarlas de maneras no correctas, tratarlas de mujeres liberales por decirlo decorosamente”, dijo sobre el habitual trato como prostitutas que tienen con toda mujer.
También Flavia aclaró que esta situación se da con aquellos que son extremistas y que no todos los musulmanes actúan de la misma forma: “son más que nada los fundamentalistas, no son todos así. Yo tengo compañeros musulmanes y lógicamente no son así, pero son más que nada los que son fundamentalistas que creen que las mujeres tienen que estar totalmente tapadas y no mostrar ni el tobillo. Para ellos, lógicamente las suecas o las mujeres de culturas como las nuestras son liberales. He tenido que meterme en el medio, y al ser más grande, y encima ser morocha, extranjera, hablando sueco con un acento que ellos sienten lógicamente, me respetan un poco más a mí. Pero siempre teniendo que contar algún compañero hombre para poder frenarlos. Se pueden crear situaciones así”.
Por último, aclaró que el narcotráfico también empieza a ser un problema donde se pelean por el territorio entre diversos grupos, algo que antes no era propio del lugar: “lo que está pasando es que se está empezando a ver guerras de estos grupos que tienen que ver con el narcotráfico. Hay sobre todo dos bandas más grandes y reclutan soldaditos jovencitos porque son inimputables y son a estos chiquitos que les enseñan a hacer bombas caseras. Esta mañana nos despertamos con la noticia de que mataron a una señora que era familiar de uno de estos delincuentes. O sea, se mandan mensajes de esta manera. Hay una guerra y no se está pudiendo frenar, está creciendo cada vez más”.