El país aspiraba a convertirse en la cuarta nación en el mundo en conseguir posar un aparato en suelo lunar, después de la Unión Soviética, Estados Unidos y China.
La agencia espacial india, ISRO, perdió contacto este sábado con la sonda sin tripulación que debía convertir al país en la cuarta nación en posar un aparato sobre la Luna, en un intento de regresar a este satélite considerado como una etapa hacia Marte.
La ISRO había anticipado un momento delicado, cuando dijo prepararse para vivir “15 minutos aterradores para efectuar el aterrizaje con total seguridad cerca del polo sur”. Y ese cuarto de hora justificó los temores.
“El descenso del módulo de descenso Vikram se llevaba a cabo como estaba previsto”, dijo el presidente de la ISRO, Kailasavadivoo Sivan, desde la sala de control de Bangalore (sur). “Luego, la comunicación entre el módulo y el control en suelo se perdió. Los datos están siendo analizados”, agregó.
El primer ministro indio, Narendra Modi, quien viajó al centro espacial de Bangalore para ver el alunizaje, reaccionó asegurando que lo conseguido no era “un pequeño logro”. “En la vida hay altos y bajos. Su duro trabajo ya nos ha enseñado mucho y el país entero está orgulloso de ustedes”, agregó.
“Si la comunicación [con el módulo] se restablece de nuevo […] esperemos lo mejor […] Nuestro viaje continuará. Sean fuertes. Estoy con ustedes”, dijo Modi.
Lanzado el 22 julio desde una plataforma en el sur de India, el módulo de descenso Vikram de la misión Chandrayaan-2 debía posarse entre las 01H30 y 02H30 del sábado (20H-21H GMT del viernes) cerca del polo sur lunar, tras un mes y medio de rotaciones orbitales alrededor de la Tierra y luego la Luna.
Una vez inmovilizado, debía liberar, entre las 05H30 y las 06H30 (00H00-01H00 GMT) un pequeño robot móvil, que tendría que funcionar gracias a la energía solar durante unos 14 días y registrar muestras científicas.
Pero la fase de alunizaje es muy compleja. Si el aparato no ralentiza suficientemente, llega demasiado pronto y choca contra la superficie. En abril, una sonda lunar israelí fracasó en el descenso y se estrelló.
India aspiraba a convertirse en la cuarta nación en el mundo en conseguir posar un aparato en suelo lunar, después de la Unión Soviética, Estados Unidos y China.
Y lo que es más, Chandrayaan-2 –”carro lunar” en hindi– sería el primer aparato espacial en posarse en la región del polo sur, inexplorada por el hombre. Los anteriores alunizajes, especialmente los del programa estadounidense Apolo, tuvieron lugar al nivel del ecuador en la cara visible de la Luna. A principios de año, una sonda china aterrizó por primera vez en la parte oculta.
Futuras colonias lunares
“India va donde probablemente estarán las futuras colonias humanas en 20, 50 o 100 años”, explica Mathieu Weiss, representante del CNES francés en India. “Es por esto que toda la comunidad científica sigue esta misión”.
Los polos lunares tienen temperaturas constantes y agua, en forma de hielo a la sombra de enormes cráteres. Son factores cruciales para poder instalar futuros centros, imaginados como terrenos de experimentación científica y bases con destino al planeta Marte.
“La gente va a la Luna porque es la primera etapa para ir hacia Marte. No es interesante ir a la Luna si no se enmarca en la perspectiva global de vuelos hacia Marte”, afirma Weiss.
“Si quiere sobrevivir en la Luna, necesita agua para vivir, y necesita agua para producir energía. Con agua, puede hacer funcionar motores”, prosigue.
Desde el final del programa Apolo en los años 1970, el destino lunar se había dejado un poco al margen, para centrarse en el estudio y la exploración del sistema solar.
Pero desde hace un tiempo, el satélite de la Tierra, a unos 384.000 km de distancia, vuelve a ser centro de interés internacional. El gobierno estadounidense pidió a la NASA volver a enviar astronautas en 2024, esta vez con destino al polo sur.
Nueva Delhi invirtió 140 millones de dólares (124 millones de euros) en el Chandrayaan-2, un monto bien inferior a los de las otras agencias espaciales para una misión de este tipo.
De aquí al 2022, la ISRO espera enviar a tres astronautas al espacio, convirtiéndose en su primer vuelo tripulado. Sus científicos también trabajan en la elaboración de su propia estación espacial, que podría ver la luz en la próxima década.