Francia prohibirá los certificados de virginidad musulmanes

Los padres suelen pedir las pruebas a los médicos, para buscar novio a sus hijas.

La Asamblea Nacional (AN) aprobó la madrugada del martes la prohibición y castigo penal de los «certificados de virginidad», reclamados por muchos padres musulmanes, uno de los aspectos culturales más sensibles del proyecto de Ley destinado «reforzar el respeto de los principios de la República» y combatir la gangrena islamista.

El proyecto de Ley deseado por Emmanuel Macron, desde hace poco menos de un año, fue concebido para combatir con nuevos recursos policiales y judiciales las muy diversas dimensiones del «secesionismo cultural» musulmán islamista.

La futura Ley tendrá muchas medidas policiales contra la propagación del odio y el proselitismo islamista. Pero, de entrada, comenzará por combatir las raíces culturales más profundas de esa deriva gangrenosa del islam francés.

Práctica extendida

Entre los «flecos» y prácticas culturales musulmanas, los certificados de virginidad, reclamados por las familias a sus médicos de cabecera, para «buscar novio» a las hijas jóvenes, son una práctica tan oscurantista como extendida entre los 5 / 7 millones de franceses de confesión musulmana.

El artículo 16 de la futura Ley castigará con un año de cárcel y 15.000 euros de multa a los profesionales de la medicina que cometan el delitos de firmar certificados de virginidad. El Colegio nacional de ginecólogos aprobó la redacción de ese artículo, estimando que la firma de certificados de virginidad daba una imagen arcaica y catastrófica de la profesión.

La prohibición de los certificados de virginidad es uno de los capítulos «culturales» de la lucha nacional contra la gangrena islamista, intentando yugular, en su raíz, familiar, comportamientos peligrosos la dignidad de la mujer y el «funcionamiento» de la célula familiar, confiriendo a los hombres (padres y hermanos) unos «derechos» arcaicos, brutales contra las mujeres musulmanas.

El proyecto de Ley deberá legislar y prohibir, más adelante, el ejercicio de una «enseñanza privada» que muchos imanes franceses o residentes en Francia «aconsejan» como «sustitución» a la escuela pública, laica y republicana.