En la actualidad, cerca del 84% de los adultos galos ha recibido la pauta completa.
Francia ha suspendido a 3.000 sanitarios por no haberse puesto la dosis de la vacuna contra el covid-19 antes de que concluyese el plazo establecido por el gobierno. El ministro de Sanidad, Olivier Véran, ha contado este jueves 16 de septiembre a la radio RTL que “la continuidad de los cuidados y la seguridad de la atención y la calidad de los mismos se garantizaron ayer en todos los hospitales y centros médico-sociales”.
El sector cuenta con más de dos millones de empleados y “un gran número” de estas 3.000 suspensiones son “solo temporales”. El ministro ha subrayado que han afectado mayoritariamente al personal de apoyo. Asimismo, ha indicado que “se han registrado unas decenas de dimisiones en el país”.
El presidente Emmanuel Macron determinó la obligatoriedad de la vacunación para el personal sanitario a mediados de julio, con una fecha límite del 15 de septiembre. Con esta medida, esperaba un aumento de las cifras de vacunación, e incluyó la puesta en marcha de una tarjeta sanitaria covid-19 (que permitía acceder a bares, restaurantes, lugares culturales y de ocio). Además, suponía el fin de las pruebas covid-19 gratuitas, a menos que las prescribiera un médico.
La respuesta de la población
Estas medidas obtuvieron un buen resultado al principio, pero también provocaron protestas semanales en todo el país. Los manifestantes denunciaron que la tarjeta sanitaria y la vacunación obligatoria eran “liberticidas”. En la actualidad, cerca del 84% de los adultos galos están totalmente vacunados. El país también ha abierto la vacunación a los niños mayores de 12 años y ha empezado a prescribir la dosis de refuerzo a las personas vulnerables. Según el ministerio de Sanidad, el 84% de los cuidadores de residencias, hospitales y otros centros estaban totalmente vacunados el 7 de septiembre, y la tasa ascendía al 91,1% en el caso de los trabajadores médicos autónomos, incluidos los médicos de cabecera y las enfermeras.