Todos los diputados de oposición, detenidos tras actos violentos en el Parlamento.
Una ley sobre las propiedades de la iglesia ortodoxa provocó en la madrugada de ayer una extraordinaria rebelión en el Parlamento de Montenegro por parte de los 18 diputados de la oposición proserbia, que intentaron impedir la votación del proyecto de ley lanzando un petardo y botellas de plástico en la sala, rompiendo mobiliario y micrófonos, todo ello entre gritos, insultos e incluso amenazando con tomar las armas. Todas y cada una de las 200 enmiendas a la ley que habían presentado fueron rechazadas. Los alborotadores fueron desalojados, detenidos por la policía y llevado a comisaría para ser interrogados.
La nueva ley de Libertad Religiosa, aprobada por una mayoría de 45 diputados sobre un total de 81, exige que las comunidades religiosas presenten sus documentos probatorios de sus propiedades con anterioridad a 1918. Todos los inmuebles y propiedades de los cuales se carezca de documentos pasarán a ser registrados como “bienes públicos” y “herencia cultural de todos los ciudadanos”. La fecha de 1918 marca la anexión de Montenegro por Serbia y su incorporación al Reino de los Serbios, Croatas y Eslovenos, que pasaría a llamarse Yugoslavia en 1929.
Los 18 diputados detenidos pertenecen todos ellos al opositor Frente Democrático y se hacían eco de la alarma que había causado el proyecto de ley en la Iglesia ortodoxa serbia, que es dueña de 66 monasterios, la mayoría medievales, docenas de iglesias y grandes propiedades inmobiliarias. En el pequeño país balcánico, el 72% de sus 620.000 habitantes son ortodoxos y la mayoría son fieles a la iglesia serbia, mientras que la iglesia ortodoxa montenegrina es minoritaria.
Al mismo tiempo que se desarrollaba el debate parlamentario, que llegó a durar quince horas, cientos de manifestantes intentaban llegar hasta el Parlamento. No lo lograron gracias a un gran despliegue policial, pero varias carreteras habían sido ya cortadas en distintos puntos del país, siguiendo las consignas del Frente Democrático.
Las protestas duraban desde el lunes, cuando cientos de sacerdotes, monjes y monjas protestaron en las calles de la capital, Podgorica, y de la ciudad de Niksic. El jerarca del arzobispado de la Iglesia ortodoxa serbia, Amfilohije, había pedido al Gobierno que se aplazara el debate hasta después de la Navidad ortodoxa, el 7 de enero, insistiendo en que no se habían hecho consultas sobre el proyecto de ley. Tras discutir el aplazamiento con el primer ministro, Dusko Markovic, éste se negó, según Amfilohije.
Milo Djukanovic, presidente de Montenegro y hombre fuerte del país desde hace 30 años, había denunciado que las protestas buscaban forzar que el país renuncie a su futuro en la Unión Europea (es país candidato) y como miembro del eje euroatlántico en favor de una “ilusión nacionalista”. Sin duda Djukanovic aludía a la influencia serbia (y rusa) en los Balcanes occidentales, pero hay que tener en cuenta, además, que el presidente apoya a la iglesia montenegrina, que es autocéfala y no es reconocida por otras iglesias ortodoxas.
El ministro serbio de Exteriores, Ivica Dacic, por cierto, afirmaba el jueves que Serbia luchará por los derechos de los serbios en Montenegro “porque solo tenemos un país y un pueblo, el pueblo serbio y Serbia”. Montenegro se independizó de Serbia en el 2006, en el 2010 fue admitida su candidatura a país miembro de la Unión Europea y en el 2017 ingresó en la OTAN.