El investigador del CONICET habló en la 99.9 sobre la importancia de tener una buena salud intestinal para el cuerpo y lo vinculó incluso desde el momento de la llegada al mundo de las personas.
La vinculación entre la lactancia materna y un buen crecimiento de los bebés es algo comprobado científicamente desde hace muchos años; pero el investigador del CONICET, Gabriel Vinderola aportó en la 99.9 una vuelta de rosca más a este tema por lo que aporta la leche materna a la flora intestinal que es un dato muy importante en la salud de una persona.
“La leche materna es el mejor alimento posible para el bebé en los primeros años de vida. No sólo por los nutrientes sino por los microorganismos o bacterias que la mamá le transfiere al bebé en cada gota de leche. En ese sentido, es irremplazable y lo ayudarán al bebé a conformar la microbiota intestinal”, dijo como introducción.
A partir de esta afirmación, es que se explayó en la importancia de un buen funcionamiento del aparato intestinal para que las personas sean más sanas: “decimos entonces que el intestino es el segundo cerebro porque está conectado a través de neuronas y tiene una gran actividad metabólica fruto de estas bacterias que están fermentando y cuando somos más grandes fermentan las fibras de los alimentos. Generan señales que se transmiten del intestino al cerebro. Muchas cuestiones conductuales e incluso de depresión o autismo se pueden mejorar desde el intestino. Arreglándolo podemos mejorar la calidad de vida”.
Incluso la medicina ha avanzado para estudiar el impacto de una buena salud intestinal para evitar que ciertas enfermedades se instalen en el cuerpo: “prácticamente todas las enfermedades crónicas no transmisibles están relacionadas a un desbalance de la flora intestinal o lo que llamamos microbiota. Si funciona bien, es mucho menos probable que estas enfermedades se instalen”.
Pero según lo explicado por Vinderola, la construcción de la microbiota comienza desde el momento mismo de la llegada al mundo y varía de acuerdo a la forma de hacerlo: “todo comienza desde el tipo de parto. El parto vaginal favorece la instalación de una buena microbiota y la cesárea por una conjugación de cuestiones, ha tomado porcentajes preocupantes. Se indica que más del 10% de las cesareas ya no son necesarias. Hacen que el bebé haga una microbiota distinta y pueda desarrollar todo tipo de alergias”.
Además, agregó otros factores de peso para, luego del parto, llegar a una buena microbiota: “la nutrición de la mamá durante el embarazo es muy importante porque si tiene una buena microbiota la mamá, le pasará una buena microbiota al bebé. La microbiota de la vagina también condiciona el éxito de la fertilización. La lactancia materna es clave y no en todos los casos se llega a los 6 meses de lactancia materna exclusiva. El contacto con el medioambiente también es importante. Después durante toda nuestra vida el consumo de frutas, verduras y legumbres que es de lo que se alimenta la microbiota”, concluyó.