La directora del departamento de Educación de la UCA habló en la 99.9 sobre los desafíos de la educación a distancia y el acompañamiento que debe existir desde las decisiones políticas.
La educación es uno de los grandes desafíos en plena pandemia. No ha sido fácil para los docentes, directivos, padres y los propios alumnos acostumbrarse a un entorno que habitualmente desconocían o trabajaban poco, como la virtualidad. El problema se hizo más difícil cuando se empezó a evidenciar las profundas diferencias de conectividad y acceso que existe.
La directora del departamento de Educación de la UCA y directora de la Biblioteca de Innovación docente de Kapelusz, Gabriela Azar, habló en la 99.9 sobre un estudio realizado por el Observatorio “Argentinos por la Educación”: “estamos enfrentando un cambio sin precedentes y es la primera vez que se cierran los edificios escolares por una pandemia. Pasó en más de 200 países en distintos lugares del mundo y trae una lección sobre la que trabajamos”.
Después de varios meses de trabajo en esta temática, las conclusiones son puntuales: “hay una premisa central que estamos interpretando de otra manera y es que el mayor cambio del aprendizaje virtual es que no podemos tener el control que teníamos en la estructura edilicia. No siempre hay un adulto responsable además que esté como interlocutor y eso marca las distancias en la brecha digital entre quienes pueden acceder a la conectividad y quienes no pueden”.
Ese gran problema, trataron de ponerlos en cifras para establecer un parámetro básico: “en un universo de más de 260 escuelas primarias y estatales, el 90% ha logrado mantener un vínculo semanal con las familias que es realmente bajo. Por ser la primera vez, en un país tan diverso, podríamos decir que hay que mirar el vaso medio lleno”, dijo con cierta ilusión.
La pandemia llevó a un aislamiento repentino que llegó como decisión política dejando en exposición pública muchos temas: “cuando se tomó la decisión, ninguno estábamos preparados para el reto de la virtualidad. Más allá de que muchos no tienen el recurso ni la conectividad, que uno subsanaba con la presencialidad, hay muchos desafíos. Debe existir decisión política a nivel nacional y provincial para que todos los que hoy no pueden acceder, puedan hacerlo. También la inversión que esto demanda“, advirtió.
Si bien se busca avanzar, todavía no se ha hecho nada concreto para avanzar en esas necesidades: “hay un protocolo que se ha firmado hace 20 días para tomar decisiones de política educativa respecto de como implementar un proyecto. Hay medidas imposibles de aplicar en el mediano plazo para recuperar la presencialidad. Cuanto más chicos son los chicos, más demanda tienen de un adulto responsable”.
El otro desafío latente, ya estaba presente en las clases habituales y ahora también requiere de un abordaje estatal: “enseñar en la virtualidad requiere mucha capacitación para la evaluación y no todos los docente están preparados para ello. Una buena clase digital no puede ocupar más del 60% de lo que ocupa una clase presencial, por ejemplo, porque sino se aburren”, ejemplificó.