Una enfermera de nuestra ciudad contó a través de la 99.9 como fueron los últimos días de su padre internado en el Hospital Español: “algo hay que hacer, sino van a seguir matando gente”, advirtió.
La atención en el Hospital Español dista de ser la ideal. Por el contrario hay reiterados casos de quejas de parientes por la situación en la que se encuentran sus familiares y, en algunos casos, hasta el momento mismo del deceso.
Gabriela es una vecina de la ciudad que, además, trabaja como enfermera y le tocó atravesar un duro momento en las últimas horas y que relató en la 99.9: “fueron 8 días de terror. Llevé a papá con una patología complicada como un cáncer de próstata, antes lo habíamos llevado dos veces y lo rebotaban, no lo querían hacer ingresar. Soy enfermera, traté de hacer lo posible e imposible en casa hasta que lo tuve que llevar y el Dr. Pablo lo aceptó porque lo conozco. Después quedó a la deriva”, dijo.
Por lo que vió y le tocó vivir, dio una definición concreta del trabajo que se realiza en el nosocomio: “no hay otra forma de llamar a los que trabajan ahí, son asesinos. Enfermeros, enfermeras y auxiliares que no están autorizados para realizar ninguno de los procedimientos que hacen. Hubo un día que quedó mi hijo porque yo trabajo 14 horas y cuando llego a las 22 me puse a revisarlo y le descubro una chata que estuvo puesta cerca de 7 horas. No puedo conseguir aún el nombre del enfermero o enfermera que hizo esa guardia”, ejemplificó.
Inmediatamente decidió hacer público su padecimiento y eligió las redes sociales: “papá falleció el 26 y nos tomó con esto de las fiestas el duelo, pero el próximo lunes estaremos accionando con mi abogado. Lo denuncié en redes sociales y se han comunicado conmigo más de 1.000 personas y armamos un grupo de Whatsapp. Nunca pensé que había tantas personas”, se sorprendió.
Hasta el momento del fallecimiento de su padre, no mostraron ninguna intención de ayudar y menos aún cuando perdió la vida: “me recorrí piso por piso y no estaba colapsado el hospital, había personal y todo; pero lo que pedía era que tuviera una muerte digna y terminó su vida como un perro. Cuando falleció, estaba en un sucucho al costado del hospital, tirado en una camilla envuelto en una sábana, condiciones que no son dignas ni siquiera para una persona fallecida”.
Gabriela decidió intervenir para que no siga sucediendo lo mismo que le pasó a su padre: “en este Hospital van a seguir matando gente y algo hay que hacer. Ya nos hemos juntado y queremos que alguien se haga responsable”, finalizó.