Gastarán 4 millones de pesos para destruir los patacones

En una bóveda del Banco Provincia hay todavía más de 220 mil billetes vencidos entre 2002 y 2006.

PataconeMás de 220 mil billetes de patacones depositados en la bóveda central del Banco Provincia desde su salida de circulación, entre 2002 y 2006, serán destruidos por decisión del gobierno bonaerense.
El Bapro llamó a licitación para destruir esos bonos que fueron emitidos en el marco de la crisis financiera de 2001 por parte de la Provincia.
Los billetes corresponden a las series A y B, vencidos en 2002 y 2006 respectivamente, que la entidad financiera provincial aún tenía ocupando unos 390 m2 en su bóveda principal.
Según el expediente 62.661 de licitación pública del Bapro, los billetes a destruir son casi 223.000 y el costo estimado para la operación de unos $ 4 millones, con el traslado al CEAMSE incluido.
El ganador tendrá hasta 45 días para retirar los billetes del banco -momento en que podrá reclamar hasta el 25% del pago total- y hasta seis meses para ejecutar la destrucción.
El pliego aclara que también que “no es aconsejable” usar la cremación como método de destrucción porque los billetes tienen “composiciones de tintas perjudiciales para el medio ambiente”.
Y agrega que la decisión se tomó porque, según varios estudios ambientales, los billetes en poder de la entidad “han superado los niveles legales máximos de polvo respirable y ponderación de olores”.

”CUASIMONEDAS”

Los patacones fueron en rigor una serie de bonos de emergencia (técnicamente llamados Letras de Tesorería para Cancelación de Obligaciones), emitidos entre el 2001 y el 2002, mediante la ley 12.727, en la provincia de Buenos Aires, durante el gobierno de Carlos Ruckauf y en el medio del auge de las “cuasimonedas” con las que las provincias hicieron frente al estallido financiero que vivió el país al final de la presidencia del radical Fernando de la Rúa.
Un patacón equivalía nominalmente a un peso convertible.
Fueron creados como moneda paralela dado que, por restricciones impuestas por la Ley de Convertibilidad desde 1991, la emisión monetaria se encontraba restringida.
Frente a la falta de liquidez resultante, estos bonos fueron ideados como un modo alternativo de financiamiento, en el marco de crisis que afectaba al país.
En un principio su circulación no estuvo exenta de polémicas, ya que inicialmente se utilizaron para pagar salarios de la administración pública, haciéndolos circular en la economía de manera compulsiva. Como contraprestación por esta adopción forzada, se permitía a la ciudadanía el pago algunos impuestos.
Fruto de la crisis que vivió el país por aquellos años, los comercios también comenzaron a aceptarlos, en la mayoría de los casos respetando su valor nominal, tanto en la provincia de Buenos Aires como en la Capital Federal. Sin embargo, los patacones se transaban en el mercado a un valor menor al del peso, acercando su cotización al valor nominal a medida que se aproximaba su vencimiento.