El Concejo Deliberante presentó una petición en el Congreso para que los autoricen a realizar los primeros ensayos clínicos con cannabis en el país.
En un pueblo situado al sudoeste de la provincia de Buenos Aires, donde viven apenas unas 8 mil personas, un objetivo unió a todos los habitantes del lugar, desde el policía, el párroco y el maestro, hasta el propio intendente: el deseo de convertirse en la primera comunidad argentina en cultivar marihuana para uso medicinal. Se trata de General La Madrid, una localidad ubicada a 450 km de la Capital.
Esa meta se convirtió en acción: el año pasado, el Concejo Deliberante local aprobó una resolución en la que le solicita al Estado la despenalización de la siembra, el cultivo y la producción de productos de cannabis (como el aceite) con fines medicinales.
La idea comenzó cobrar fuerza en 2015, cuando Marcelo Morante, un médico oriundo de La Madrid y profesor de la Universidad de La Plata que desde hace varios años estudia los beneficios de la marihuana en pacientes con enfermedades como la epilepsia refractaria, ofreció un taller informativo en el pueblo.
“Fue todo un desafío plantear el tema. Uno tiene la idea de que en un pueblo chico puede haber muchos prejuicios, pero ocurrió todo lo contrario”, contó Morante a LA NACION. “A la charla no fueron consumidores recreativos, fueron miembros de la comunidad realmente interesados en el uso medicinal. Estaba hasta el párroco del pueblo, el policía y la maestra”, detalló.
Según Morante, tras la charla muchos se ofrecieron a ayudar para promover el uso medicinal de la marihuana. “El sacerdote me pidió que lo ayude a desarrollar campañas educativas sobre el tema. La gente se quedó muy interesada. Yo creo en la solidaridad de mi pueblo, eso es lo que los movió a dejar a un lado los prejuicios y sumarse a una buena causa”, señaló Morante.
Morante destacó que la educación “es la principal herramienta para hablar de la marihuana” y sostuvo que, de conseguir el permiso para el cultivo medicinal, se podría lograr que “los pacientes accedan a un aceite de cannabis seguro, sin vínculo con la ilegalidad”.
Martín Randazzo, intendente de La Madrid, fue otro de los interesados en promover el tema. “Cuando estaba de campaña, el año pasado, me pareció importante sumar esta propuesta. Pensamos hacer un servicio de oncologia y una unidad de cuidados paliativos. En ese contexto se hizo la petición al Congreso desde el Concejo”, relató Randazzo.
El terreno preparado
En La Madrid ya cuentan incluso con el terreno donde se podría comenzar a hacer el cultivo. El desafío es conseguir la aprobación del Congreso para poder realizar ensayos clínicos.
“Para nosotros esto es un sueño que nos identifica. Sería un enorme aporte a la ciencia y a la salud poder llevar a cabo aquí los ensayos clínicos”, sostuvo Randazzo.
Para el intendente, la razón por la que la propuesta tuvo tanto apoyo es que el objetivo es “una causa noble”.
“Yo creo que todos nos pusimos en los zapatos del otro, del que sufre a causa de enfermedades que no responden a los tratamientos existentes”, indicó Randazzo. “Y la idea vino de Morante, que es un médico conocido del pueblo. Todos saben que no hay nada raro, ningún otro objetivo detrás de la propuesta más que aportar a la ciencia, al bienestar de los pacientes y también al desarrollo del pueblo”, añadió.
Randazzo es médico cirujano y, a pesar de haber sido elegido intendente, aún sigue yendo al hospital a trabajar. Para interiorizarse en el tema, Randazzo viajó a Chile y visitó la Fundación Daya, una organización sin fines de lucro cuyo objetivo es la investigación y promoción de terapias alternativas orientadas a aliviar el sufrimiento. Se trata de un importante antecedente a lo que quiere hacer La Madrid. Según explica la Revista THC, en 2013 esta Fundación chilena pidió autorización al Servicio Agrícola y Ganadero y al Instituto Nacional de Salud Pública para llevar a cabo el cultivo de 425 plantas con las que se elaboraron ocho litros de aceite medicinal. Esto pudo hacerse sin necesidad de modificar la Ley de Drogas.
“Queremos seguir el camino chileno, en principio orientados a tratar los casos de epilepsia refractaria”, explicó Randazzo. “Que nos autoricen el cultivo para hacer el ensayo clínico, y así permitir la investigación a nivel local, sería un primer paso muy importante. El cambio en la legislación es el paso siguiente”, sostuvo.
Silvia Kochen, neuróloga especialista en epilepsia, sería la profesional a cargo de desarrollar el primer estudio clínico con cannabis medicinal en la argentina.
“Es necesario realizar ensayos controlados aleatorios para caracterizar el perfil de seguridad y eficacia real de este compuesto. Este tipo de ensayos representan la mayor garantía para probar si un nuevo tratamiento es efectivo y seguro”, señaló la especialista, que es investigadora del Conicet, a LA NACION. “Y si se logra demostrar su eficacia y seguridad, puede ser incluido como una opción terapéutica para la epilepsia. Contar con cultivos locales realizados en condiciones adecuadas resultará una contribución para reducir los costos”, detalló Kochen.
Para La Madrid, este proyecto es un tema serio, y todos los que apoyan la idea de convertirse en el primer escenario de un estudio que podría mejorar la calidad de vida de miles de pacientes, quieren que quede en claro que no se está promocionando el uso recreativo del cannabis.
“Cuando se empezó a difundir el tema, fuera del pueblo algunos me decían ‘Ahí viene el intendente marihuanero'”, contó Randazzo. Y aclaró: “Yo freno a los que comentan así. Esto es un tema serio y queremos que se entienda de esa manera: estamos hablando de calmar el sufrimiento de la gente”.
Proyecto de ley
Mientras General La Madrid hace su propio camino, el tema no escapa a la agenda del Congreso. El pasado 21 de marzo, un grupo de diputados de distintos bloques de la oposición, con el impulso de Diana Conti, y el apoyo de dirigentes de asociaciones de la sociedad civil y médicos especialistas, presentaron un proyecto de ley para autorizar el uso medicinal de la
El proyecto propone añadir un artículo a la ley de drogas (23.737) para permitir el cultivo y la producción de la planta cannabis “cuando sea utilizada con fines terapéuticos o para la investigación de su posible eficacia como medicación terapéutica o para el control de síntomas o cuidados paliativos”.
Otro proyecto en el mismo sentido fue planteado por el diputado radical Héctor “Cachi” Gutiérrez. En la iniciativa se le solicita al Poder Ejecutivo de la Nación que a través de los organismos que correspondan del Ministerio de Salud, “realice los estudios pertinentes a fin de determinar la viabilidad de la utilización de medicamentos ricos en cannabidiol, derivado de la marihuana, para el tratamiento de epilepsia refractaria”.
“Los estudios para validar los resultados deberían ser realizados en Argentina y en varios espacios de investigación (contextuales y multicéntricos). Mientras las investigaciones se llevan adelante consideramos a la figura usos compasivos que brinda Anmat una opción válida para los pacientes con ésta afección”, sostiene la propuesta.
En tanto, luego de que la Anmat autorizara el ingreso de aceite de cannabis para uso medicinal en el caso de una nena de 3 años que sufre Síndrome de West, un tipo de epilepsia infantil muy agresiva, otros pacientes pudieron acceder a este producto.
Sin embargo, los costos son elevados (sólo un frasco cuesta alrededor de 250 dólares) y no todas las familias pueden pagarlos. Por eso, familiares, médicos y pacientes agrupados en Cannabis Medicinal Argentina (Cameda) siguen promoviendo la información y las propuestas para legalizar la producción local y el 7 de mayo realizarán una marcha por la regulación del cannabis.