El periodista de La Brújula 24 habló en la 99.9 sobre lo que vivieron en las últimas horas en Bahía Blanca y como está la situación en la actualidad.

Bahía Blanca está atravesando una situación delicada y ha despertado una vez más la solidaridad de los argentinos, enviando ayuda para una larga recuperación del difícil momento que se atraviesa luego de la inundación que padecieron muchos bahienses.
El periodista Germán Sasso de La Brújula 24 de esa localidad, habló en la 99.9 sobre lo que está sucediendo en estos momentos y como están percibiendo la ayuda que llega desde todo el país. «Pasamos el aluvión de agua al aluvión de ayuda. Eso se agradece. Ojalá que eso llegue en tiempo, en forma, llegue de manera ordenada. Es algo que también nos pedían las autoridades, que para todos los que colaboren se agradece, pero lo hagan de manera ordenada, clasificada, que todo lo que envíen, sea un zapato, un paquete de fideos o lo que fuera, que lo clasifiquen, porque si no después la logística aquí en Bahía Blanca se complejiza aún más», explicó.
En primera persona, Sasso contó como vivió esa situación irreal que les tocó vivir e incluso como está la situación ahora, cuatro días después de esa verdadera tragedia: «el viernes fue una situación de guerra. Para describirlo, si yo tengo que buscar un paralelismo, nunca viví una guerra, pero fue lo que uno ve en las películas, parecido a una guerra, parecido a esas películas de catástrofes, de tsunamis, eso es lo que se vivió aquí en Bahía Blanca. Hoy las aguas en el centro macrocentro han cedido. El mismo viernes ya había desagotado mucho la ciudad, porque la ciudad está en bajada. Las partes más bajas aquí en Bahía Blanca son Ingeniero White y General Cerri, que son dos localidades que están sobre la ría. Esas localidades hoy tienen el agua aún en muchas casas estancada. Allí va a costar más que drene, pero por el centro de la ciudad, por gran parte de la ciudad, por el 60 % de la ciudad, pasó como si fueran ríos, como si fuera un maremoto, y arrasó con todo. La gran mayoría de los hogares, de los comercios, de las propiedades, tuvieron 70 centímetros, 1 metro o metro y medio; en el interior de sus casas, lo cual es una cosa demencial».
También relató lo que le tocó vivir con el crecimiento repentino del agua caída y que lo llevó a una situación límite incluso para salvaguardar su vida: «estaba trabajando en la radio, en Alem y Uruguay, una esquina del macrocentro de la ciudad, una de las avenidas más importantes y estaba colaborando con unas colegas de Buenos Aires, filmando cómo estaba la avenida Alem, que ya era impactante ver un río en la avenida, con el agua hasta la pantorrilla. En cuestión de tres o cuatro minutos, el agua que yo tenía un poquito más arriba de los tobillos pasó al hombro y no me quedó otra que subirme a una reja. Nos trepamos con otras dos personas, otros dos chicos se quedaron en un canasto de basura, y así resistimos hasta que nos rescataron desde un primer piso con una manguera, y así salvamos la vida. Enfrente, en diagonal, teníamos a una chica del kiosco de McDonald’s, que pedía a gritos que la rescataran, pero no podíamos llegar, no podíamos de ninguna manera, porque en el medio había una correntada y corría riesgo nuestra vida. Era imposible, no lo hubiésemos logrado. El agua no alcanzó a la parte superior de ese kiosco y zafó. Cuando bajó un poquito el agua, un poquito, dos gendarmes con una soga la pudieron rescatar, pero fueron momentos muy terribles».