Golpe a la Cosa Nostra en Estados Unidos: arrestaron a diez miembros del clan Bonnano

El temido “Ronnie G.”, uno de los capos del clan, es uno de los detenidos. Son acusados de 37 delitos, entre ellos asociación para delinquir, intento de asesinato, extorsión, apuesta ilegal, conspiración para robar, provocar incendios, distribuir drogas y obstruir la justicia.

Diez integrantes del clan Bonnano de la mafia neoyorquina fueron arrestados y acusados el martes de extorsión y préstamos usureros, en el tercer golpe a la Cosa Nostra en poco más de seis meses.
La familia Bonnano es una de las cinco grandes familias de la mafia ítalo-estadounidense del noreste de Estados Unidos, junto a los Colombo, los Gambino, los Luchese y los Genovese.
Los diez detenidos, presentados este martes ante la justicia para ser formalmente inculpados, son acusados de 37 delitos, entre ellos asociación para delinquir, intento de asesinato, extorsión, apuesta ilegal, conspiración para robar, conspiración para provocar incendios, conspiración para distribuir drogas y conspiración para obstruir la justicia. Esta es la lista de detenidos:

Ronald ‘Ronnie G.’ Giallanzo
Robert ‘Rob’ Pisani
Evan ‘The Jew’ Greenberg (“El Judío”)
Michael ‘Mike’ Padavona
Michel ‘Mike’ Palmaccio
Nicholas ‘Pudgie’ Festa
Richard ‘Richie’ Heck
Michael ‘Mike’ Hintze
Christopher ‘Bald Chris’ Boothby (“El calvo Chris”)
Robert ‘Chippy’ Tanico

Los delitos fueron cometidos durante casi dos décadas -de enero de 1998 a este mes de marzo- en Howard Beach, en el distrito de Queens, no lejos del aeropuerto JFK, donde los acusados utilizaban métodos violentos para cobrar deudas, según la fiscalía del distrito este de Nueva York, que llevó a cabo una larga investigación.
Ronald Giallanzo, alias “Ronnie G”, el integrante del clan Bonnano con más poder, había organizado un sistema de préstamos a tasas “exorbitantes”. Los préstamos ascendían a hasta tres millones de dólares, según la investigación del equipo de la fiscal federal Bridget Rohde.
Los investigadores citan el ejemplo de un hombre que debía 250.000 dólares a los acusados y no había pagado los intereses quincenales reclamados.
Ronnie G. y uno de sus hombres lo golpearon en el asiento trasero de un coche mientras le gritaban “¿Dónde está mi puto dinero?”.
Otro miembro de la banda, Evan Greenberg, alias “The Jew” (El Judío), se había jactado asimismo de haber levantado a un mal pagador por las rodillas, haciendo que su cabeza golpeara el bitumen.
El grupo es también acusado de haber obtenido bajo amenazas varios bienes, sobre todo joyas, de haber traficado droga y de haber organizado un sistema de apuestas ilegales.
El conjunto de estas actividades criminales reportó a esta falange del clan Bonnano más de 26 millones de dólares, según la fiscalía.
Giallanzo habría ordenado también el asesinato de un hombre para vengarse de un robo cometido a los miembros del grupo. Blanco de varios disparos, el hombre consiguió no obstante escapar.
El barrio de Howard Beach alberga a una fuerte comunidad italoestadounidense y es a veces presentado como feudo de la mafia neoyorquina.
La mafia es indisociable de la ciudad de New York, e incluso de la historia de Estados Unidos, desde los años 1920, pero ha pasado a un lejano segundo plano a partir del comienzo de los años 2000.
La muerte, en prisión, en 2002, de John Gotti, jefe del clan Gambino y última personalidad conocida de la Cosa
Nostra, parecía representar el fin de una época.
Ayudadas por la emergencia de “arrepentidos” a partir de mediados de la década de 1960, las autoridades habían diezmado a la mafia estadounidense, que desde entonces conoció cada vez más dificultades para levantar cabeza.
A la Cosa Nostra le surgió una nueva competencia, la de los cárteles mexicanos, de la ex Unión Soviética o de Asia.
Y desde el 11 de septiembre de 2001 el terrorismo pasó a ser el enemigo público número uno,
“El FBI orientó sus recursos en otras direcciones que la mafia”, explica Richard Frankel, abogado en el Seiden Group y exagente federal que en una época se ocupó de combatir al crimen organizado en Nueva York.
“Pero la Cosa Nostra es como una hidra”, piensa Frankel. “Cuando las autoridades dejan de investigarla retoma fuerzas y vuelve”.
A comienzos de agosto, unos 40 presuntos miembros de cuatro de las cinco familias fueron detenidos por su probable papel en diversas operaciones ilegales.
Desplazada del tráfico de drogas por los cárteles mexicanos, la mafia del noreste de Estados Unidos se concentró en actividades más locales, que domina hace mucho tiempo: extorsión, préstamos usureros, juego clandestino, fraude a tarjetas de crédito o al seguro de salud, siempre con un fondo de violencia.
“Están instalados” y forman parte del tejido social de algunos barrios de Nueva York desde hace décadas, subraya Frankel.
Little Italy, en Manhattan, no es más que una postal y se limita a parte de una calle y a unos pocos restaurantes italianos, pero en el distrito de Queens, en Ozone Park y Howard Beach, Cosa Nostra forma parte de la comunidad ítalo-estadounidense.
Allí vivía John Gotti, el nieto del legendario padrino, que fue detenido el 22 de marzo y es sospechoso, entre otros delitos, del asalto a un banco.
De todas maneras, aunque la mafia todavía respira en Nueva York su escala ya no es la misma. Las sumas que mueve son menores y sus “golpes” menos fulgurantes.
Richard Frankel lo resume: “empequeñecieron”.