Golpearon y amenazaron a una funcionaria judicial

La mujer descargaba el auto con su marido y aparecieron cinco delincuentes. Todos fueron detenidos. Ocurrió en La Plata.

entradera-funcionaria-judicial-La-PlataDiez y media de la noche del sábado pasado, en 15 entre 33 y 34. Un matrimonio platense llegaba a su casa después de haber disfrutado de unas vacaciones en la Costa. Pero el descanso y el recuerdo de los gratos momentos vividos se interrumpieron antes de que lograra acomodarse, porque de repente las víctimas vieron cómo cinco delincuentes las abordaban para robarles. Mientras los damnificados bajaban sus pertenencias de un auto que habían estacionado frente a la vivienda, los ladrones los acorralaron y comenzaron a golpear al hombre.
“Le rompieron el tabique de un culatazo”, relató su esposa. Los asaltantes permanecieron adentro del inmueble durante por lo menos la media hora que duró el robo; a excepción de uno de ellos, que hacía de “campana” en la vereda. Al dueño de la propiedad continuaron castigándolo a trompadas, patadas y más culatazos. En esa terrible situación, mientras veía a su marido cubierto de sangre, a la mujer, identificada por fuentes de tribunales como Leandra Desimone, le apuntaron directo a la cara para exigirle efectivo.

Maniatados y amenazados

Otra constante del robo fueron las amenazas de muerte, que los delincuentes -ahora detenidos- se empeñaban en repetir, a pesar de que el matrimonio nunca se resistió.
Fue la mujer, que según fuentes judiciales trabaja como secretaria en un juzgado correccional platense, quien dijo de los asaltantes que “sabían lo que hacían”. Las intimidaciones no se detuvieron, pese a que ella accedió a entregarles la plata que tenían en una caja fuerte. “Querían más, creían que teníamos dólares”, relató.
En medio de la desesperación, la víctima siguió entregando todos los objetos de valor que tenía a mano: “relojes importados, anillos de oro, rubíes y otras joyas”, enumeró. Nada parecía calmar a los delincuentes. “A cada rato me apoyaban el arma en el pómulo. Les tuve que dar más plata, porque a mi marido le seguían pegando”, reconoció la mujer.
Su esposo, Rubén Héctor Bermúdez, permaneció el resto de la noche en un centro médico, al que tuvo que ser llevado en ambulancia, agregaron voceros judiciales. El tiempo corría y los delincuentes se exasperaban aún más. Uno de ellos le apoyó el arma en la boca a la mujer, al tiempo que la ataban con precintos de pies y manos. Y hasta amenazaban a la damnificada con “llevarla a pasear” “¡Llegaron los gorras!”, vociferó el ladrón que esperaba afuera al ver el resplandor de las sirenas de los patrulleros. “Ahora se pudrió todo”, le dijo uno de los ladrones al matrimonio. De inmediato, tomó a la mujer del cuello y la arrastró por el piso varios metros. Para que la situación no desembocara en una masacre, la víctima no tuvo más remedio que abrirles una puerta que daba a un patio trasero para permitirles la huida, que al final terminó frustrada.