La ex diputada Graciela Fernández Meijide habló en la 99.9 sobre distintos temas importantes en la actualidad. Tuvo fuertes conceptos para con Hebe de Bonafini, los partidos de izquierda y los sindicalistas: “cortando la calle y enojando a la gente no es como se construye una fuerza de izquierda en serio, sino pensando otra vez”, indicó.
Escuchar a Graciela Fernández Meijide siempre representa conectarse directamente con la cordura en algunos temas que se nos vuelven tan violentos que nos terminan haciendo perder el eje de lo que realmente es importante. Después de lo sucedido con el ARA San Juan, el rol de las Fuerzas Armadas ha tomado preponderancia en la opinión pública y más allá de los actos recientes por los caídos, en la 99.9 pidió algo concreto y necesario: “no tengo ningún inconveniente en que las Fuerzas Armadas recuerden a sus caídos, pero me gustaría mucho que, sobre todo los que estuvieron directamente involucrados con la dictadura, fueran capaces de reconocer el daño que le hicieron a la sociedad. Quienes respondieron a la violencia rompiendo todas las reglas, llevándose por delante un gobierno democrático y quebrantando todas las leyes del país con una represión clandestina; deberían decir que se equivocaron y cometieron delitos que nunca debieron cometer”.
En ese contexto, se reiteran constantemente y casi todas las semanas declaraciones de Hebe de Bonafini que no hacen más que incitar a la violencia, pero que no colaboran demasiado con una mejor sociedad: “quienes pasaron por esa situación y me incluyo, se nos quebrantó mucho el espíritu cuando supimos que nuestros hijos estaban desaparecidos y no pudimos ni siquiera tener noticias de ellos. Nunca supimos cuando los mataron, quien los mató, que hicieron con sus cuerpos, de que se los acusaba y tampoco tuvieron derecho a defensa. Se generó un vacío enorme en cada familia que padeció esa circunstancia”, aclaró primeramente.
Pero de todas maneras, advirtió que “no puedo pedir que eso se considere un atenuante de las actitudes de Hebe de Bonafini cuando nunca reconoció a la Justicia. Ni en la dictadura ni en democracia. Quedó tan quebrantada que no pudo entender que nuestro mejor servicio era construir una democracia con instituciones sólidas y respetables porque habíamos padecido la desaparición de las instituciones”.
Hubo históricamente muchas mujeres que desde distinto lugar lucharon por el mismo objetivo. Se puede sumar a esa lista a Norma Morandini. Pero tenían en claro que había diferencias insalvable: “siempre tuvimos diferencias en las formas de encarar este dolor, pero pudimos crear confianza y un trabajo en común. El desafío era que pasaba cuando el enemigo ya no estaba delante, empezar a construir la democracia. Entiendo que la gente se irrite con Hebe, pero el árbol no debe tapar el bosque. En corto tiempo no vamos a estar más y lo que espero que se entienda es que la violencia, desde donde venga en palabras o actitudes, no soluciona ningún problema. Por el contrario, o hacen inútil nuestra presencia o la empeoran”, definió Fernández Meijide.
Los incidentes que se dieron en el mes de diciembre, marcaron un nuevo punto de quiebre en el uso de la violencia de los denominados partidos de izquierda sobre los cuáles tuvo afirmaciones concretas: “diganme que es izquierda en este país con el concepto que podíamos tener en los 60 o 70. Hoy los partidos que se declaran de izquierda, se han convertido en partidos piqueteros. No hay propuestas, hay piquetes. Creo que se equivocan de medio a medio, han dejado de pensar, de analizar la sociedad y ver que fenómenos ocurren en el mundo para tener una respuesta”.
Resulta difícil ser pensante con el avasallamiento que constantemente propone internet, pero resulta un desafío extra según la visión de la ex diputada: “la globalización lo que hace es estimular el crecimiento de un capitalismo que per sé suele ser muy cruel y lo que habría que crear son estados que morigeren y ayuden a la redistribución y la justicia social. Cortando la calle y enojando a la gente no es como se construye una fuerza de izquierda en serio, sino pensando otra vez”.
Por último, tuvo también definiciones respecto de los líderes sindicalistas que hoy se han transformado en empresarios poderosos: “hoy los sindicalistas son empresarios, muchos de ellos con la trampa de quitarle dinero al trabajador que decían defender. Ahora con qué legitimidad van a decir que se oponen a la modificación de leyes laborales cuando les conviene pagarle menos a sus empleados, porque son empresarios. Percibieron más rápido que ninguno que se acababa la sociedad salarial, con el avance de la tecnología más gente va a trabajar en su casa y no se afiliará”, indicó sobre los tiempos que vienen.