El presidente del CESVI advirtió sobre los excesos de velocidad que no pueden ser contrarrestados al momento de un choque por la estructura del auto: “Las pruebas de seguridad de los vehículos, son a 62 kilómetros por hora y muy pocos vehículos pasan esa prueba exitosamente”, dijo en la 99.9.
Los casos de graves accidentes fatales se repiten a lo largo y ancho del mundo, en muchos casos a velocidades desorbitantes. Esto tiene que ver también con que se vende una seguridad en los autos que realmente no existe como tal.
El presidente del CESVI, Gustavo Brambati, habló al respecto en la 99.9 aclarando desde un inicio que “la seguridad del vehículo tiene un límite y es mucho más bajo de lo que la gente piensa. Las pruebas de seguridad de los vehículos, son a 62 kilómetros por hora y muy pocos vehículos pasan esa prueba exitosamente. Es una realidad que se contradice con las publicidades”.
En las venta de los productos se indica cierto grado de confianza en el vehículo que no se puede tomar en cuenta: “uno a veces cree que el vehículo tiene cierta seguridad pero el estado de la ruta, por ejemplo, también puede ser un tema importante en los accidentes. Hay que tener conciencia y no dejarse llevar por las publicidades”.
En ese sentido, destacó que las empresas que desarrollan los autos no tienen como objetivo real una seguridad absoluta del auto, sino complacer a los clientes: “a veces parece que el fabricante quiere hacer una nave espacial, pero está basado en los gustos del consumidor y si el consumidor quiere autos muy rápidos a pesar de que no está preparado para soportarlo, inescrupulosamente lo hará así”.
En Argentina, particularmente, la forma en la que se trazan las rutas además de su estado, pueden ser causales de muerte: “las rutas nuestras tienen las variables del vuelco, cuando hay un accidente el auto cae en una zanja o alcantarilla donde el auto para a cero y se produce la muerte o bien los integrantes del auto salen despedidos”, finalizó.