Así lo afirmó el escritor argentino radicado en Israel refiriéndose a Nawaf Salam que representó al Líbano en Naciones Unidas durante una década y ahora es el presidente de la Corte Internacional que determinó que era ilegal la ocupación de territorios palestinos por parte de Israel.
La reciente resolución que realizó la Corte Internacional de Justicia indicando que es ilegal la ocupación de Israel en los territorios palestinos, tiene todo un trasfondo político que es necesario explicar con detalle.
El escritor argentino radicado en Israel, Gustavo Perednik habló al respecto en la 99.9 indicando que “la Corte Internacional de la Haya es un organismo político vestido con la toga de jueces. No tiene nada que ver con justicia, sino con designación política de sus estados. En este caso, el presidente de la Corte, Nawaf Salam es un libanés que fue durante 10 años embajador del Líbano en las Naciones Unidas, hasta hace no mucho. Después se trasladó a La Haya. El gobierno del Líbano tiene una presencia muy importante del Hezbollah, un grupo abiertamente terrorista, que no solamente aplica el terrorismo, sino que fue el culpable de los atentados en la Argentina, y ni que hablar que enfrenta constantemente a Israel. Aquí tenemos a un Presidente de la Corte que representó durante mucho tiempo al Hezbollah, y que ahora se da el lujo de juzgar a Israel. Es el caso máximo de hipocresía, porque después del ataque del 7 de octubre, en donde violaron, mataron, decapitaron, secuestraron porque todavía tenemos 120 secuestrados; que venga este señor a dictarle cátedra de moral a Israel, es realmente escalofriante. A corto plazo no nos puede perjudicar, pero a largo plazo sí, porque puede emitir pedidos de captura contra israelíes. Es decir, los israelíes nos estamos defendiendo del ataque brutal del Hamas, y somos los que somos objeto del juicio peyorativo de la Corte”.
No es la primera vez que hay una ofensiva específica sobre los judíos y ese es un tema específico que estudió Perednik para uno de sus libros. “El término correcto es acorralarnos. Si me preguntás desde cuándo nos están acorralando con factores internacionales, te diría que más o menos durante 2000 años. Esta demonización constante del judío, esta obsesión de buscarle la quinta pata al gato para poder siempre acusar al judío, es de larguísima data. Y ahora se ha trasladado al judío de los países. Cuando alguien se pregunta cómo puede ser que haya tanta obsesión con Israel la respuesta es que hay en el mundo unos 100 estados cristianos, hay unos 55 estados musulmanes, hay unos 20 estados budistas y hay un pequeñísimo país judío ahí puesto en el mapa. Ha de sorprender que la gran mayoría de los ataques vayan contra el judío de los países, cuando está rodeado de algún modo por mayorías de este tipo”.
Además, se refirió a lo que está pasando particularmente en Europa: “alguien llamó el suicidio de Europa, porque busca enemigos precisamente donde tendrían que encontrar amigos, y saltea cómo está siendo hundida la civilización occidental en Europa; la situación en general no es muy alentadora, pero vamos a superarla”, dijo esperanzado.
Por último, dio su parecer respecto del final de la exención militar para los judíos ortodoxos y lo que eso ha generado: “ahí también hay un factor muy político que se ha vestido de tribunal. Es decir, la oportunidad en que esto ocurrió dejaba en claro que el único objetivo de toda esta medida era socavar al gobierno. Lo que está ocurriendo es sencillamente que está cobrando sus reales proporciones. Primero, que el ejército no puede en estos momentos absorber a tanta gente. En segundo lugar, que aquellos a los que están convocando, están respondiendo. Pero lo fundamental es que se ha hecho daño a Israel, porque los grupos ultraortodoxos estaban lentamente en un proceso de integración muy clara a la sociedad israelí, cada vez más en el ejército y sobre todo cada vez más en el mercado laboral. Cuando viene una medida de este tipo, lo que hace es perjudicar a este proceso social que se estaba dando. Pero así son ellos, ellos quieren acelerar las cosas. Todas estas banderas de la inmediatez, que son de algún modo bastante adolescentes, caracterizaron a los movimientos revolucionarios y son los que a la larga perjudican el proceso. La integración total del mundo ultraortodoxo en la sociedad israelí tiene su proceso largo, paulatino y lleva su tiempo. Estaba encaminado en esa dirección. No es que era cada vez peor, era cada vez mejor. Esto fue un golpe, pero no un golpe muy grande, porque ellos mismos se dan cuenta de que no tienen la popularidad que creían tener”.