María Dolores Chirlaque, jefa de epidemiología de la Región de Murcia, ha logrado convencer a los dirigentes políticos de su comunidad autónoma para anteponer criterios técnicos y científicos a los políticos. Es una de las pocas en conseguirlo.
“Somos técnicos, no políticos”. María Dolores Chirlaque define así, con una pizca de cabreo y otra de orgullo, su día a día al frente del servicio de vigilancia epidemiológica de la Región de Murcia. Es uno de esos muros de contención contra el covid que, igual que Atención Primaria o los hospitales, lleva dos años desbordado intentando evitar que cada ola se convierta en un tsunami. Por sus manos pasan todos los datos de la pandemia en la región en tiempo real. Ningún representante político en Murcia toma una sola decisión relacionada con la pandemia sin consultar antes con esta experta con más de 25 años de experiencia en epidemiología. Un caso atípico que no ocurre en otras CCAA.
Murcia, junto a Asturias, Navarra o Cataluña, ha sido una de las CCAA que ha tomado medidas más estrictas para frenar la expansión de ómicron. “He hablado con compañeros de otras comunidades autónomas y están fatal, toman decisiones sin contar con ellos. Eso no me parece correcto”, explica en una entrevista con El Confidencial. Murcia, como Asturias, ha sido un ejemplo durante toda la pandemia de que poner a los técnicos al frente, a los científicos, y no a los políticos, suele resultar en mayor garantía de éxito.
PREGUNTA. ¿Cómo ve ahora mismo la situación en esta sexta ola en comparación con las olas anteriores?
RESPUESTA. Esta sexta ola está generando mucha alarma social, incluso más que otras anteriores, por el número de casos. La carga emocional es muy alta, pero el perfil de la enfermedad ha cambiado completamente. Ahora los casos son más leves. La variante ómicron ha mutado de las anteriores y en personas jóvenes, sanas, sin factores de riesgo, generalmente produce un cuadro que provoca uno o dos días un poco de fiebre, malestar general, cansancio, pero a los pocos días están bien, aunque hay un porcentaje de casos que se complica, pero es distinto.
Hemos pasado de que fallezcan 10 personas de cada 1.000 casos, a que fallezcan el 0,1. No son números, son personas y nos tenemos que preocupar por cada fallecimiento, pero todos los años la gripe también provoca muchísimos fallecimientos. Estamos más preocupados a nivel de salud pública que a nivel individual.
P. ¿Cómo cree que puede evolucionar en las próximas semanas?
R. La incertidumbre son las nuevas variantes que puedan venir. No es que estemos tranquilos con ómicron, pero vemos que produce un cuadro más leve y se están contagiando miles de personas sin que se traduzca de forma tan grave como hace un año. Eso no quita que estemos viendo una repercusión en los ingresos y las UCI, de hecho hay comunidades autónomas que tienen una presión asistencial muy alta con muchísimos casos.
Ahora se han mezclado delta y ómicron, entonces tenemos que monitorizar cuántos contagios hay de cada una porque, aunque no sea correcto decirlo, cuanto más ómicron y menos delta tengamos, mejor, porque produce un cuadro más leve.
P. ¿Está aguantando el sistema hospitalario en Murcia?
R. Ahora mismo estamos desbordados en general, pero desde un punto de vista diferente. En España hay desbordamiento del sistema asistencial porque hay protocolos que incluyen el rastreo de todos los casos y sus contactos, que son muchísimos. En la Comisión de Salud Pública se está planteando cambiar el concepto de caso confirmado. Hay tantos que hay que centrarse en los graves o que afectan a personas vulnerables, como mayores o embarazadas.
Las recomendaciones de los próximos días podrían ir en la dirección de que los contactos estrechos asintomáticos tengan cuidado y se protejan con mascarilla, pero la gente no está acostumbrada a eso y quiere una prueba para saber si es positivo. Por ejemplo, cuando hay gripe, mucha gente se queda en casa, toman paracetamol o ibuprofeno, y no le dan más importancia, pero con el covid ha sido distinto. Ha habido mucha alarma por los casos de neumonía del inicio de la pandemia y eso lo estamos arrastrando todavía.
P. ¿Cuál es la situación de las UCI en Murcia?
R. Ha ido subiendo. Estamos en riesgo medio después de mucho tiempo en riesgo bajo. Todos los indicadores epidemiológicos los tenemos a niveles altos o extremos, pero los asistenciales, como los de camas ocupadas por pacientes covid o la tasa de ocupación los tenemos en riesgo bajo. En cambio, el índice de camas UCI por población ya está en riesgo medio y estamos en alerta. Para la inmensidad de casos diarios que se registran, el ascenso de las UCI es mucho más lento.
P. En Sudáfrica se desplomaron los casos bruscamente al llegar al pico de contagios. En el caso de España, ¿se puede llegar antes a ese máximo que al colapso de las UCI?
R. La cuestión es qué población está expuesta a la nueva variante, que ahora mismo es prácticamente la inmensa mayoría. También ha ocurrido que hemos entrado en fiestas de Navidad y fin de año con tasas muy altas y casi todo el mundo ha tenido algún tipo de contacto con el virus.
En consecuencia, apenas van a quedar susceptibles para contagiarse y los positivos van a caer bastante. Por saturación del modelo, llega un momento que no puede haber más. Además, hay que tener en cuenta que hay personas que tienen inmunidad natural y no van a enfermar por mucho contacto que tengan y otras que se han vacunado, por lo que no tendrán síntomas o serán muy leves.
Esperamos que se alcance ese pico dentro de tres o cuatro semanas, pero mientras tanto vamos a tener esta sexta ola. La repercusión en los hospitales es importante, porque las personas siguen ingresando y aunque la presión en las UCI va a ser menor, se van a ver afectadas.
P. Murcia ha sido una de las pocas CCAA, junto a Navarra, Cataluña y Asturias, que ha tomado medidas estrictas. En el otro lado de la balanza está Madrid o Castilla y León. ¿Estarían las UCI peor en Murcia si no se hubieran tomado esas medidas?
R. Está claro es que las medidas implantadas han hecho que el crecimiento no haya sido mucho mayor. No me gusta hablar de porcentajes porque estamos hablando de personas, pero es un porcentaje muy pequeño de personas las que ingresan y van a la UCI. Si conseguimos que no sea tan rápido, eso suma para que haya menos pacientes ingresados o en UCI. Sin esas medidas, pienso que hubiéramos ido a más.
P. La Comunidad de Madrid, por ejemplo, no ha tomado ninguna medida restrictiva como Murcia, pero a nivel de UCI tiene una situación muy parecida.
R. El porcentaje de camas ocupadas de UCI en Madrid es del 10,14% y en Murcia del 8,5%, casi dos puntos menos. En cuanto a la tasa de ocupación por 100.000 habitantes, Madrid tiene 3,1% y Murcia 5,9%. Aquí puede influir que el porcentaje de camas ocupadas por covid en Madrid es más alto que en la región de Murcia, pero también depende de la disponibilidad de camas de cada una.
Los datos se pueden interpretar de muchas formas. Madrid tiene muchas camas UCI por población y estos indicadores reflejan la capacidad asistencial, pero no muestran totalmente la afectación en cuanto a gravedad de la población. Si tienes más camas UCI vas a tener menos ocupación, y viceversa. Eso mide la capacidad asistencial, no la gravedad.
P. En Madrid se siguen celebrando conciertos multitudinarios, con miles de asistentes, y en Nochevieja se podía ir a discotecas sin limitación horaria. En Murcia o en Asturias han cerrado todo el ocio nocturno. ¿Qué le parecen estas diferencias?
R. Hay una ponencia de alertas, que cuenta con técnicos especialistas, que propone una serie de pautas de actuación fundamentadas en salud pública con evidencias científicas. Ante una transmisión elevada o un aumento brusco, se considera que hay que reducir aforos o cerrar el ocio por la noche. No nos lo hemos inventado nosotros. No entro a juzgar la parte política de otras comunidades autónomas, aunque tengo la tranquilidad de ver que aquí se aplica el consenso científico, porque se sabe que reduciendo la interacción social disminuyen los contagios y se controla mejor la pandemia.
Como especialista que lleva muchos años trabajando en esto, veo que cuando las cosas se hacen de esta manera funcionan mejor que si cada uno toma las decisiones como quiere. Nosotros hemos intentado seguir siempre las recomendaciones de la Ponencia de Alertas de la Comisión de Salud Pública. No porque haya un color político u otro, sino por seguir unos preceptos científicos. Si sale bien, estupendo; si sale mal, tienes la tranquilidad de que lo has hecho bien pero luego se ha complicado.
P. ¿Quiere decir que en esas CCAA donde no se han impuesto restricciones tan estrictas las decisiones son más políticas y menos basadas en la evidencia científica?
R. Las decisiones cuesta mucho tomarlas y hay que revisarlas con literatura científica. Cuando hay mucha aglomeración de personas, aumentan los contagios, sobre todo si la gente se quita la mascarilla o no la lleva bien puesta. Da igual si eso se produce en un restaurante o en un concierto, lo que importa son las circunstancias. Si se nos plantease realizar un concierto multitudinario en Murcia, no lo autorizaríamos. Hay un comité técnico que revisa y evalúa la situación epidemiológica. Por ejemplo, hace unos meses se celebró el festival Warm Up porque estábamos en un contexto de incidencias bajas y disminuyendo. Nos consultaron, vimos las medidas y pusimos unos requisitos. Todos estamos deseando que todo funcione, que la gente salga y se divierta, pero lo primero es la salud para la población.
P. ¿Qué haría si, tras no recomendarlo, un dirigente político en Murcia decidiera permitir la celebración de conciertos multitudinarios?
R. Siempre he dicho que si las decisiones están apoyadas en criterios científicos, estaremos ahí, ayudando, arrimando el hombro, que es nuestra obligación. En el momento en el que viéramos que eso es algo político, lógicamente nos saldríamos de esos foros, porque somos técnicos, no políticos. Por ahora, estamos viendo que aquí se está haciendo caso a los técnicos, así que en ese sentido estamos bastante contentos. Hablo con técnicos compañeros de otras CCAA y están fatal, toman decisiones sin contar con ellos, y eso tampoco me parece correcto.
P. “Nunca he consentido ni que me tomasen el pelo, ni que me tomasen por tonta”, ha comentado recientemente en una entrevista a un medio local en Murcia. ¿Nos han tomado el pelo con la vuelta de la mascarilla para exteriores?
R. No nos podemos ni imaginar lo que nos protege la mascarilla, a nosotros y a los demás. Es algo tan sencillo de poner que no entiendo por qué la gente se opone tanto. Mucha gente se queja de que no puede respirar bien, pero eso es más una cuestión psicológica. En un sitio cerrado hay que llevar mascarilla y en los sitios abiertos hay mucha gente y no sabemos cuánto queda en el aire, así que te puedes contagiar si, por ejemplo, tienes las defensas más bajas. Estás constantemente en contacto, aunque sean segundos o minutos. Si estás solo al aire libre, te la quitas, igual que en tu casa.
P. Se está debatiendo cómo debería ser la vuelta a los colegios. ¿Cuál sería su recomendación?
R. Aún no lo hemos discutido. ‘A priori’, diría que están mucho mejor en el colegio. Primero, por la parte educativa y, luego, porque los contagios en los colegios están muy controlados y monitorizados. Los niños, además, suelen ser casos leves. Vamos a estudiarlo pero sí es cierto que dejar a los niños en casa no tiene mucho sentido en el momento epidemiológico actual.
P. ¿Cómo valora la gestión del Gobierno a nivel estatal?
R. Siempre trato de ponerme una venda para no ver de qué partido es cada uno. Al principio seguían más los criterios técnicos de la ponencia, pero es cierto que ahora han dado más bandazos, como todo el mundo. El coronavirus está mutando de una forma que está creando variantes diferentes, y estrategias que antes usábamos ahora no sirven. La incertidumbre que se observa en la enfermedad se observa en los técnicos, en los políticos y en todo el mundo.
Con la heterogeneidad política que puede haber en las distintas comunidades autónomas, todos tenemos tasas altas. Ninguna variante entiende de colores políticos, sino de contagios. El Gobierno se agarra a lo que ha hecho bien y lo manifiesta, igual que hacemos en la Región de Murcia. Cada uno tiene que defender lo que hace, pero todos hemos hecho cosas más acertadas y menos acertadas en todos los sitios.
P. Se habla mucho últimamente de ómicron como el comienzo del fin de la pandemia: mayor explosividad, menor duración, menor gravedad… ¿Ve más cerca el final de la pandemia tal y como la conocemos?
R. No, esto no es el comienzo del fin, sino de una nueva etapa diferente. Hemos pasado de una enfermedad muy grave, con una afectación por neumonía con la que muchas personas fallecían, a otra más leve. Ha cambiado el patrón, porque es mucho más contagiosa y la inmunidad se va perdiendo con el tiempo. Quedará como la gripe, una enfermedad que tendrá distintas olas. A veces aumentará más y otras menos, otras mutará y nos podrá volver a sorprender, pero no creo que se vaya a acabar. Es otra enfermedad que ha venido para quedarse.