El abogado Alejandro Sánchez Kalbermatten se refirió en la 99.9 a los robos que sufrió en un corto lapso de tiempo mientras estaba de vacaciones en Punta del Este. Indicó que es algo cotidiano en esa zona e incluso destacó a complicidad policial: “sospecho que hay polichorros”, dijo.
Los robos son una constante en el verano, pero no son una exclusividad de nuestro país, claramente. El abogado Alejandro Sánchez Kalbermatten habló en la 99.9 sobre el episodio que le tocó vivir en Uruguay donde habitualmente pasa sus vacaciones y destacó que los hurtos son una tendencia de la temporada.
“Hay entre 4 o 5 robos por día en la zona de Montoya y La Barra en Punta del Este. Estuve allí, alquilé una casa y la tuve que devolver porque me entraron a robar dos veces en 10 días. Incluso me encontré con una persona adentro del dormitorio, es una casa segura”, comentó inicialmente.
No se trata de ladrones casuales que ven una oportunidad, sino que denunció la existencia de un sistema armado para el hurto: “eran dos tipos encapuchados, todos vestidos de negro y con armas en mano. Hicimos sonar las alarmas y se tuvieron que tirar por la ventana. Fuera del país no porto arma, algo que si hago en Argentina por seguridad, pero me sentí muy desprotegido”, agregó el letrado.
Una vez que le tocó pasar por esa situación, empezó a investigar lo que estaba sucediendo en la zona y destacó que “la gente del lugar me comentaba que está sucediendo con mucha asiduidad. La policía está reportando 4 o 5 de estos hechos por día. Una cosa son rateritos que se meten por la ventana y otra lo que está pasando ahí”.
Incluso, en sus averiguaciones, llegó un poco más allá y se animó a denunciar que “hay zonas liberadas, sospecho que hay polichorros. Me parece que es un grupo poliladrón. Cuando hablé del primer hecho, aparecieron unas personas en el jardín a las 3 de la mañana que estaban sin uniforme. Los ví desde la ventana y no se iban. Después nos dijeron que eran policías”.
Al parecer, el modus operandi es tomar información desde la propia policía para saber que casas deben robar: “lo que hacían era marcar las casas para mandar después a estos chorros que se encargan de hacer el trabajo. Me voy a encargar de hablar con las autoridades uruguayas porque es un tema que no pueden tapar. Habría policías que interactúan con grupos de jóvenes ofreciendoles droga a cambio de que vayan a robar”, indicó.
La situación no parecía detenerse en los dos robos que tuvo y, por eso, decidió suspender sus vacaciones en Punta de Este y regresar al país: “hace 30 o 40 años que voy a Punta del Este y jamás me había pasado algo así. Me obligó a irme porque ya me estaba imaginando el tercer asalto que podía tener”, concluyó.