Por primera vez hallan evidencias de que es posible modificar los circuitos de recompensa que activan ciertas comidas.
Aseguran que no es fácil pero que constituye la estrategia más efectiva para combatir el sobrepeso y la obesidad: re entrenar a nuestro cerebro para que llegado el caso prefiera las zanahorias y los brotes de soja a los ravioles o el choripán.
Aunque parezca imposible, investigadores de las universidades de Harvard y Tufts hallaron por primera vez pruebas de que los circuitos de recompensa de nuestro cerebro pueden re formatearse para comer mejor.
“La obesidad se asocia con una hiperactivación del sistema de recompensa en favor de la comida con muchas calorías frente a las que tienen pocas. Y hasta ahora no estaba claro si ese patrón podría revertirse de alguna forma”, explican los autores del trabajo, quienes habrían probado que efectivamente existe esa posibilidad.
Para comprobarlo, analizaron mediante resonancia magnética el cerebro de ocho personas con obesidad antes y después de someterse a un programa de adelgazamiento que apunta al cambio de conducta alimentaria con estrategias similares a las utilizadas para romper una adicción. Tras seis meses de programa, los investigadores compararon los resultados observados en las imágenes con las de un grupo control. Como pudo observarse en el estudio, publicado días atrás en la revista Nutrition & Diabetes, los cerebros de las personas sometidas al plan de adelgazamiento habían desarrollado cambios en áreas relacionadas con el aprendizaje y la adicción; y evidenciaban una mayor sensibilidad hacia las opciones alimentarias más saludables en detrimento de las que lo eran menos.
Aunque basado en un grupo de estudio muy reducido, “los datos revelan que es posible cambiar las preferencias de la comida no saludable a la saludable”, señalan los investigadores, quienes admiten sin embargo que es necesario profundizar las investigaciones para conocer mejor este potencial.
Por lo pronto, cada vez son más los nutricionistas que consideran que el re aprendizaje dietético por medio de cambios de hábitos es la estrategia que ofrece los resultados más sostenibles cuando se busca adelgazar.
TODO UN PARTO
¿Cómo se reeduca al cerebro para que prefiera comer mejor? “Mediante un abrupto cambio de hábitos alimentarios que es necesario sostener durante al menos nueve meses. Todo un parto”, explica el médico nutricionista Norberto Russo, director de la Asociación para la Prevención de los Desórdenes Alimentarios y la Vida Sana, quien aplica un programa de este tipo. “Existen evidencias de que los hidratos de carbono y las grasas generan una adicción similar a la que producen la cocaína o el tabaco.
Para romper esa adicción no sirve reducir gradualmente el consumo, hay que interrumpirlo en forma abrupta y ofrecerle al paciente recursos para compensar esa necesidad que al principio va a sentir”, explica el médico.
Para ello “lo primero que se hace es un estudio para evaluar la cantidad de hidratos de carbono que viene consumiendo esa persona habitualmente, lo que nos permite calcular la cantidad de proteínas de origen animal y vegetal que va a requerir su organismo para no sufrir el cambio de alimentación”, comenta Russo, quien asegura que de esa forma se logra que nuestro cerebro termine reconociendo como deseables opciones que antes solía rechazar.