El norte de Estados Unidos y gran parte de Canadá han sufrido heladas históricas durante este invierno. Mientras tanto, las costas del sur del Reino Unido están saliendo de una tormenta que causó inundaciones de gran magnitud.
Según una investigación realizada por expertos de la Universidad Rutgers de Nueva Jersey, Estados Unidos, una de las causas de este inusual invierno estaría relacionada con la “corriente de chorro” o jet stream en inglés.
El informe indica que esta corriente está cambiando y que, por esa razón, las jornadas de frío en los últimos meses se han prolongado mucho más de lo esperado. El cambio en la trayectoria de esta importante corriente se debe en especial a las temperaturas del Ártico, donde están aumentando dos o tres veces más rápido que en otras zonas del planeta.
La líder de la investigación, la profesora Jennifer Francis, explicó que “los patrones del clima están cambiando y, evidentemente, la gente está notando que en sus zonas no es lo que han vivido año tras año”.
La “corriente chorro” o “jet stream” es una corriente de aire que circula a alta velocidad en la atmósfera determinando el clima de gran parte del hemisferio norte. Y se produce gracias a la diferencia de temperaturas entre el Ártico y las latitudes medias. Esto hace que el clima se quede “pegado” sobre algunas áreas por semanas. También implica más frío hacia el sur y temperaturas cálidas hacia el norte del hemisferio.
Por ejemplo, Alaska y algunas zonas de Escandinavia han tenido uno de los inviernos más cálidos de los últimos años. Las fuertes inundaciones en Reino Unido también están relacionadas con el fenómeno. De acuerdo con Francis, “es muy temprano para decirlo”.
“Es cierto que el Ártico se ha calentado de una forma acelerada en los últimos 15 años”, dijo, “nuestros datos son pocos, pero cuanta más información tenemos, comenzamos a darnos cuenta que estamos viendo cómo vamos influenciando el clima”.
Por su parte, el director del Centro de Información sobre la Nieve y el Hielo de Estados Unidos, Mark Serreze, indicó que todavía no existe una idea clara sobre este nuevo concepto: “hay argumentos a favor y en contra de esta teoría. Pero lo cierto es que la pérdida de hielo sí podría afectar el clima, porque siempre ha actuado como aislante entre el océano y una atmósfera más fría”.