A lo largo de su década en la Casa Rosada, los Kirchner impulsaron la creación de La Cámpora, semillero de posibles sucesores
“Entrada la madrugada de una noche de invierno de 2010, luego de una sobremesa con algunos compañeros de La Cámpora, pudimos escuchar de su boca una promesa autocumplida en la actualidad. Néstor dijo que no quería ser el último de lo viejo, sino el primero de lo nuevo”.
Dos años después de la repentina muerte del ex presidente Néstor Kirchner, el legislador porteño por el kirchnerismo y referente de La Cámpora, Juan Cabandié, escribió esas palabras en una entrada de su blog. La nota se tituló “Es ella”, en directa referencia a Cristina Kirchner, la sucesora de su “padre político”. Allí, además, el nieto recuperado número 77 busca (como suelen hacer sus “cumpas” de la agrupación juvenil) proponer a esa organización como la continuidad de un modelo de gobierno que comenzó hace ya una década. Para ello, la cúpula camporista y otros miembros que se destacan por sus ostentosos cargos en el sector público, delinean su imagen y demuestran su buen comportamiento para llegar a ser los herederos del poder kirchnerista.
Máximo Kirchner (36 años)
“Hoy, para nosotros en La Cámpora y para mí en general, Néstor es nuestro jefe en el cielo; y Cristina y Máximo son nuestros jefes en la Tierra“. José María Ottavis, en una entrevista con Página/12, en febrero de 2011.
Máximo Carlos Kirchner es el heredero sanguíneo del poder kirchnerista. Hijo mayor del matrimonio de Néstor y Cristina, nació el 6 de febrero de 1977, trece años antes que su hermana,Florencia. Si bien no heredó el nombre de su padre, como era el deseo del ex presidente, sí fue al mismo colegio que él, la escuela secundaria República de Guatemala, donde no se lució por sus notas, su rendimiento deportivo ni tuvo actividad política. Tampoco logró recibirse de abogado en la Universidad de La Plata, como sus progenitores. Y dejó la carrera de Periodismo Deportivo en el instituto terciario TEA. Actualmente vive en Río Gallegos con su novia, la odontóloga Rocío García, hija del gobernador interino que antecedió a Kirchner, Héctor Marcelino “Chicho” García.
Siempre con bajo perfil, Máximo fue el creador de La Cámpora e impulsó la inserción de sus miembros en importantes cargos del Estado. Es temido no sólo por los jóvenes kirchneristas sino también por los funcionarios, conscientes de que el hijo mayor de Cristina se convirtió en una voz importante para las decisiones políticas de la Presidenta desde que quedó viuda en 2010, como destaca Laura Di Marco en el libro “La Cámpora. Historia secreta de los herederos de Néstor y Cristina Kirchner”, de donde se extraen varios datos para esta nota.
Pese a los constantes rumores sobre una posible candidatura, su fuerte en realidad son los números, dado que administra los bienes familiares; por ejemplo, los hoteles en El Calafate.
Andrés “El cuervo” Larroque (36 años)
Nació once días antes que Máximo, pero en la Ciudad de Buenos Aires y en el seno de una familia comunista. Comenzó a militar a los 13 años mientras estudiaba en el Colegio Nacional Buenos Aires, donde llegó a presidir el centro de estudiantes en 1996. Ya en ese momento, “El Cuervo”, como lo llaman por su fanatismo hacia el club San Lorenzo, dividía su militancia política en el secundario con la actividad social en la Villa 20. Durante la crisis de 2001, se integró al frente barrial 19 de Diciembre y fundó el grupo Juventud Presente.
En 2006, encabezó la Dirección de Juventud dentro del gobierno de Jorge Telerman. Allí conoció a José María Ottavis, quien lo introduciría a La Cámpora y le presentaría a Máximo Kirchner, con quien forjó una muy buena relación.
“El Cuervito”, como lo llamaba Néstor, fue candidato a diputado nacional en 2009 pero no fue electo, y recaló en la Subsecretaría para la Reforma Institucional y el Fortalecimiento de la Democracia. Después de la escandalosa salida de la titular, Marta Oyhanarte, encabezó el organismo, pero complicó su función principal: facilitar el acceso a la información pública. En 2011, Larroque entró en la Cámara Baja, donde ha protagonizado cruces dentro y fuera del recinto. Todavía milita en los barrios carenciados mientras, como en el secundario, no olvida que es presidente ya no del centro de estudiantes sino de Unidos y Organizados y su célula más poderosa, La Cámpora.
Eduardo “Wado” De Pedro (36 años)
Mercedino, con inevitables relaciones con el sector agropecuario, “Wado” de Pedro despertó desde un primer momento la admiración de Cristina Kirchner. A ella le sorprendió que este abogado de la Universidad de Buenos Aires (UBA) fuera querellante contra sus propios secuestradores y responsables de la desaparición y muerte de su madre, Lucila Revora, embarazada de ocho meses, en 1978. Con ambos padres desaparecidos (su padre, Enrique de Pedro, era un cuadro importante dentro de Montoneros), Wado fue criado por sus tíos, actualmente funcionarios, en esa localidad bonaerense.
Estudió Derecho en la UBA, donde militó en Necesidades Básicas Insatisfechas (NBI), una agrupación creada por Mariano Recalde. También se sumó a HIJOS y al sindicato de Julio Piumato. Más adelante, realizó un Máster en Políticas Públicas en la Universidad de San Andrés.
Como a muchos miembros de La Cámpora, la crisis de 2001 marcó un hito en su historia. Su violenta detención en la Plaza de Mayo el 20 de diciembre mientras gritaba que era militante de HIJOS, fue captada por los medios y recorrió el país.
En 2006, igual que Larroque y Ottavis, obtuvo su primer cargo en la gestión pública en el gobierno de Telerman, como jefe de Gabinete en la Subsecretaría de Turismo. Dos años más tarde, en plena pelea del Gobierno con el campo, Wado fue uno de los fundadores de Abogados por la Justicia Social (AJUS), junto a Recalde, su amigo, a quien secundó desde 2009 en Aerolíneas Argentinas. Su popularidad en La Cámpora comenzó a decaer en 2011, cuando su primo hermano, Juan Ignacio Ustarroz, perdió las elecciones de Mercedes.
Juan Cabandié (35 años)
El 24 de marzo de 2004 fue el corolario de un año intenso para Cabandié. Después de conocer su verdadera identidad junto a las Abuelas de Plaza de Mayo, ese día brindó un discurso cargado de emoción en la ESMA (donde nació, en 1978), que fue el inicio de una relación casi filial con el entonces presidente Néstor Kirchner. En 2011, el policía a quien había sido entregado de bebe, Luis Falco, fue condenado a 18 años de prisión.
Cuando aún desconocía su identidad, Cabandié militó en barrios carenciados y se unió a un movimiento antipolítica en la crisis de 2001. Pero su militancia llegó al ámbito político desde aquella jornada conmovedora en la ESMA. En 2005, fue designado por Kirchner como Secretario de la Juventud del Partido Justicialista y comenzó a trabajar en el ministerio de Desarrollo Social, a través del cual tuvo que viajar a Río Gallegos, donde conoció a Máximo, de quien se hizo íntimo amigo.
En 2007, tras las elecciones para la Legislatura, quedó como primer suplente en el bloque del Frente para la Victoria y asumió tras renuncia del titular de una banca, Ginés González García, quien fue designado embajador en Chile. En 2011 fue reelecto en ese puesto.
Mariano Recalde (41 años)
Otro joven camporista que presidió el centro de estudiantes del Nacional Buenos Aires, mientras militaba en la agrupación “Eva Perón”. Luego, en 1999, cuatro años después de recibirse de abogado, creó una agrupación en la Facultad de Derecho de la UBA: Necesidades Básicas Insatisfechas (NBI). En la universidad pública, Recalde también se doctoró en Derecho Laboral y trabajó como jefe de trabajos prácticos. Igual que Wado, militó en el sindicato UEJN, de Julio Piumato, y fundó la AJUS.
Su carrera profesional también empezó a temprana edad. Entre 1991 y 2003 trabajó en el Consejo de la Magistratura. Más tarde, de junio de 2006 a julio de 2007, fue asesor en el despacho de su padre, el abogado de la CGT, Héctor Recalde. Allí se destacó por haber grabado una cámara oculta para denunciar un intento de soborno millonario de las empresas de Ticket Canasta.
Padre de dos niñas, María Eva y María Cristina, Recalde pegó el gran salto a mediados de 2009, cuando la Presidenta lo dejó a cargo de las estatizadas Aerolíneas Argentinas y Austral. Desde entonces regó la compañía con jóvenes militantes. En octubre de ese mismo año, protagonizó un escándalo cuando utilizó un avión de la flota para viajar junto a amigos, sindicalistas y funcionarios a Uruguay para ver un partido del Seleccionado en las eliminatorias para el Mundial. Finalmente, la empresa comunicó que el Gerente General y sus invitados habían pagado los pasajes, pero a sólo cien dólares. Ese fue el comienzo de una gestión marcada por conflictos gremiales, déficit millonario, falta de control, pero siempre con el respaldo de la Presidenta y bajo el control de Julio De Vido, quien recela de los jóvenes de La Cámpora. Además, fue imputado por enriquecimiento ilícito.
Axel Kicillof (41 años)
De formación de izquierda, Kicillof se convirtió en la voz autorizada en materia económica para la Presidenta. “A Cristina la tengo hipnotizada“, llegó a decir a sus íntimos, según su biógrafo Ezequiel Burgo. Tanta es su influencia, que su idea de devolver YPF al Estado se concretó poco después de su designación como Secretario de Política Económica y Planificación del Desarrollo.
Otro ex alumno del Nacional Buenos Aires, es Licenciado y Doctor en Economía por la UBA. En la misma universidad fundó Tontos pero no Tanto (TNT), una agrupación de izquierda que luego lideró el economista Iván Heyn, otro de los camporistas que sobresalían por su formación pero que tuvo una muerte dudosa en Uruguay, cuando viajó en una comitiva oficial. Además de dar clases en la universidad pública y realizar investigaciones para el CONICET, en 2004 creó el think tank Centro de Estudios para el Desarrollo Argentino (CENDA), junto a Cecilia Nahón, ligado al oficialismo pero que emitía su propio índice de inflación. Además de criticar la manipulación de los números del INDEC, Kicillof cuestionaba, durante los primeros años de Néstor Kirchner en el poder y antes de ingresar en La Cámpora, que el kirchnerismo era la continuidad del menemismo.
Con un antecedente en política en la Secretaría de Desarrollo Social del menemismo junto a Jorge Capitanich, ahora su poder es majestuoso. Además de tener a su cargo las decisiones económicas, es asesor financiero de Aerolíneas Argentinas, representa las acciones del Estado en la Siderar, de Techint, y coordina el trabajo de los representantes del Estado en los directorios de empresas privadas.
José María Ottavis (32 años)
De origen humilde, el “más peronista” de los camporistas (por su pragmatismo) empezó su militancia a los 13 años en San Isidro. A los 16 fue a vivir con su madre a Corrientes, donde trabajó con el intendente peronista Eduardo Gallantini y comenzó a responder a Roberto Porcaro, operador radical que más tarde se pasó al kirchnerismo. En 2002 trabajó con el yerno del entonces presidente Eduardo Duhalde, Gustavo Ferri, en una mesa de la Juventud Federal.
En 2003, con la idea kirchnerista de la trasversalidad, Porcaro comenzó a promocionar la agrupación Compromiso K, respaldada por los patagónicos Rudy Ulloa y Carlos Zannini. Ottavis se puso al frente del ala joven de este espacio.
Su primer cargo institucional también lo consiguió con Telerman. Más tarde, Kirchner lo designó director de Estudios Políticos y Monitoreo y presidente del director del Fondo de Capital Social (Foncap), bajo el ala del entonces ministro de Economía, Amado Boudou.
Junto a quien fue su novia, Mayra Mendoza, creó una empresa en junio de 2011, “Mayjo”, cuyo objeto social le permite actuar como financiera. Ese mismo año, además, asumió como secretario general de la Juventud Peronista Bonaerense y fue electo diputado provincial por la primera sección electoral. Se convirtió en el vicepresidente de la Cámara Baja, para controlar al gobernador Daniel Scioli y negociar con los barones del Conurbano. El año pasado, Ottavis protagonizó dos escándalos: la polémica por supuestos sobornos en la Cámara de Diputados bonaerense y las denuncias de su ex mujer, Laura Elías, con quien tiene una hija, por maltrato físico y psicológico.
Mayra Mendoza (29 años)
Es la única mujer en la mesa de conducción de La Cámpora. También es la única en ese grupo en tener un pasado radical, aunque se haya propuesto, en vano, reescribir el “relato” y borrar de su historial esa faceta que duró hasta 2004.
Nacida en Quilmes, militó desde chica en la Juventud Radical, influenciada por su familia. En 2001, junto a su padre, empezó a trabajar con el concejal radical de esa localidad, Oscar Batallés. Más tarde, fue asesora del senador provincial radical José Eseverri, quien terminó en Compromiso K, al igual que ella. Mendoza pasó a ser la secretaria de Porcaro y allí conoció a quien sería su pareja durante años, Ottavis, quien la integró a La Cámpora.
Recién incorporada al kirchnerismo, trabajó durante un mes en el Hipódromo de Palermo y después, por un año, en la Municipalidad de Zárate. En septiembre de 2009, como ella deseaba, llegó a la ANSES, uno de los organismos públicos con mayor presupuesto, con el cargo de gerenta de Relaciones Institucionales. En 2011, además de asociarse con su entonces pareja, fue electa diputada nacional y promovió la candidatura en La Pampa de su secretaria en la ANSES, María Luz Alonso, que terminó en un escándalo con el ex gobernador Carlos Verna.
Julián Álvarez (31 años)
Igual que Kicillof, es el segundo de un ministro cuya luz parece apagada. Julián Álvarez llegó al kirchnerismo y al poder de la mano de Wado De Pedro, su socio en un estudio jurídico dedicado a daños y perjuicios donde, según declara, ya no trabaja.
Estudió Derecho en la UBA, donde también se recibió como Magister en Filosofía del Derecho y dio clases de esta especialización. En esa época, su camino se cruzó con el de otro “cumpa”: militó en NBI junto a Recalde y más tarde se unió a AJUS.
Después de trabajar durante seis años en la ANSES, en 2010 recibió un llamado inesperado: le ofrecieron el cargo de Viceministro de Justicia, es decir, el nexo entre la Casa Rosada y el Poder Judicial. Además de provocar sorpresa, sus 29 años en ese momento le impidieron representar al Ejecutivo en el Consejo de la Magistratura como lo hacía su antecesor, dado que para ello debía tener al menos 30 años y 8 de ejercicio. Así como Kicillof fue el ideólogo de la expropiación de YPF, Álvarez fue la cara visible de la polémica Reforma Judicial impulsada por Cristina Kirchner este año.
Cecilia Nahón (39 años)
Al igual que Kicillof, es egresada del Colegio Nacional de Buenos Aires, de la carrera de Economía de la UBA y fundadora de TNT y Cenda. Pero a diferencia del Viceministro de Economía, tiene un máster en Desarrollo de la London School of Economics, que le permitió pulir el idioma inglés, necesario para su cargo actual: embajadora argentina ante Estados Unidos.
Su relación con el secretario de Política Económica, no obstante, no es sólo académica y militante. Nahón es madrina de uno de los hijos del economista. Esta amistad impulsó el rápido ascenso de la economista dentro de la Cancillería. También ha sido docente en la Universidad de Quilmes, becaria del CONICET e investigadora de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (Flacso).
Al Palacio San Martín llegó después de trabajar en el sector privado y en la Agencia Nacional de Desarrollo de Inversiones. En 2010, cuando ese organismo se disolvió, Nahón desembarcó como subsecretaria de Desarrollo de Inversiones, para luego pasar a la Secretaría de Comercio y Relaciones Económicas. Desde allí integró la comitiva argentina para la cumbre del G-20 en México, en 2012, donde cautivó a la Presidenta con su defensa al país frente a las críticas por sus medidas proteccionistas. Meses más tarde, Cristina Kirchner dio la orden de sacar a Jorge Argüello de la embajada de Washington y poner a Nahón en su lugar.