El marplatense radicado en Utah habló sobre el clima de tensión que se vive en su ciudad luego del ataque a Charlie Kirk y en medio de las deportaciones de inmigrantes. Señaló que la situación genera temor en la comunidad, aunque remarcó que los procedimientos responden al marco legal estadounidense.

El marplatense Hugo Adrián De Angelis, residente en Utah desde 2001, describió en la 99.9 cómo la tranquilidad habitual de su ciudad se vio sacudida por el ataque a Charlie Kirk, que rápidamente ganó repercusión mundial. “Este es un lugar de 100.000 habitantes y la Universidad donde se dieron los hechos es como el orgullo de nuestra ciudad. De repente nos vemos en esta situación y saliendo en todo el mundo como noticia”, relató.
De Angelis explicó que el hecho expuso falencias en la seguridad, dado que “se habla de solamente seis policías custodiando un lugar con seis mil personas”. También destacó que el orador atacado, con vínculos dentro del trumpismo, había llegado a la universidad con la intención de debatir abiertamente temas sensibles, como el uso de armas.
En paralelo, se refirió a la conmoción que generan las recientes deportaciones de argentinos desde Estados Unidos. “La gente está muy asustada. A veces se usa como una táctica, porque tal vez no sea tan grande el despliegue como el miedo que provoca. Aquí siempre existieron las deportaciones colectivas, pero ahora se le ha dado más notoriedad”, señaló.
El marplatense, que se naturalizó ciudadano estadounidense, remarcó que muchas de esas detenciones se originan en situaciones legales pasadas: “Hay mucha gente que en algún momento fue deportada y ni siquiera lo sabe. Tuvo un incidente de tránsito, no acudió a la corte y desde hace 15 años tiene una deportación sin saberlo”.
Sobre el clima social, indicó que la llegada masiva de inmigrantes con permisos de trabajo impactó en la economía local: “Un empleo que pagaban a 18 dólares la hora hoy lo pagan a 13. Eso genera rechazo dentro de la misma sociedad, y en algunos lugares se habla solamente español, lo que tampoco es bien recibido por parte de los americanos”.
De Angelis afirmó que, pese a ese contexto, en su experiencia personal no sufrió racismo, aunque reconoció que la polarización política creciente en Estados Unidos complica el debate público: “Uno que está en el medio muchas veces no sabe para qué lado ir, porque si opina de una manera lo ubican en un lado y si opina de otra, en el otro. Todo el mundo tiene derecho a venir y trabajar, pero también sabemos qué tipo de política se practica aquí”.