Decenas de propiedades han sido destruidas desde el lunes y al menos siete personas están desaparecidas en los estados de Nueva Gales del Sur y Victoria. Sídney está envuelta en una nube de humo tóxico, aunque mantiene los fuegos artificiales de Año Nuevo
Miles de personas se vieron obligadas este martes a buscar refugio en las playas del sudeste de Australia para escapar de los incendios que asolan esta región turística.
Unos 4.000 turistas y habitantes acabaron atrapados en las playas de la ciudad de Mallacoota, rodeada por incendios.
En una franja costera de unos 200 kilómetros, algunos huyeron hacia el litoral a bordo de sus barcos para tratar de escapar de una de las peores jornadas desde el comienzo en septiembre de estos incendios devastadores.
Decenas de propiedades han sido destruidas desde el lunes y al menos siete personas están desaparecidas en los estados de Nueva Gales del Sur y Victoria, en el sudeste de Australia.
En algunas regiones, los incendios son tan intensos, el humo tan denso y los fuegos provocados por rayos tan violentos que hubo que interrumpir el reconocimiento aéreo y la intervención de bombarderos de agua, informaron los bomberos encargados de las áreas rurales de Nueva Gales del Sur.
El océano, último recurso
“Un incendio parece estar a punto de golpear a Mallacoota”, declaró a la televisión ABC el comisario Andrew Crisp, encargado de los servicios de emergencia del estado de Victoria.
Durante los últimos días, las autoridades dieron la voz de alarma a los 30.000 turistas que pasaban sus vacaciones en la región, incitándolos a abandonar la zona, que forma parte de los cientos de áreas asoladas por las llamas en la inmensa isla continente.
“Tenemos tres equipos de intervención en Mallacoota que se encargarán de las 4.000 personas en la playa”, explicó Crisp, quien dijo estar “muy preocupado por este grupo que se encuentra aislado”.
No se descarta evacuarlos, en caso de necesidad, por mar o tierra.
En las redes sociales, los habitantes cuentan que se han puesto chalecos salvavidas por si se ven obligados a refugiarse en el agua para escapar del fuego.
En algunas regiones asoladas las temperaturas pueden alcanzar cientos de grados, con lo que matarían a las personas que estuvieran cerca incluso antes de que las llamas las alcanzara.
El océano es “su último recurso”, según los servicios de emergencia del estado de Victoria.
Una periodista de una radio local, Francesca Winterson, contó cómo el fuego se acercó a la ciudad y a su casa mientras ella intentaba transmitir mensajes de alerta en medio de un corte de electricidad.
“Prefiero estar viva que tener una casa”, dijo en la radio ABC Gippsland.
Unos incendios sin precedentes calcinan Australia desde septiembre, pero desde el lunes el aumento de las temperaturas y los fuertes vientos los han avivado.
Nube tóxica en Sídney
Se han acercado a ciudades como Sídney y Melbourne, que poseen millones de habitantes.
El lunes, alrededor de 100.000 personas tuvieron que huir de cinco suburbios de Melbourne debido al avance de los incendios.
Un bombero voluntario murió y otros dos sufrieron quemaduras durante intervenciones en Nueva Gales del Sur.
En total, once personas han muerto desde septiembre por los incendios que devoraron mil casas y más de tres millones de hectáreas, o sea una superficie más grande que Bélgica.
Australia está acostumbrada a los incendios forestales durante el verano, pero este año llegaron antes de lo habitual y son muy violentos debido a una sequía prolongada. Los científicos lo achacan a las consecuencias del calentamiento global.
El lunes en el estado de Australia Occidental las temperaturas alcanzaron los 47 °C. Han superado los 40 °C en todo el territorio.
El primer ministro conservador Scott Morrison acabó reconociendo la existencia de un vínculo entre estos incendios y el cambio climático, pero se negó a cambiar su política, favorable a la industria minera del carbón.
Sídney está envuelta este martes en una espesa nube de humo tóxico. Sin embargo las autoridades municipales han decidido mantener los fuegos artificiales de Año Nuevo, que fueron anulados en Camberra y en otras ciudades.