La inseguridad de las mujeres es mayor que la existente en países en guerra, según un estudio.
El alto riesgo de violencia sexual y de esclavitud laboral hacen que India sea el país más peligroso del mundo para la mujer, según un estudio publicado por la Fundación Thompson Reuters. La encuesta, basada en las respuestas de 550 expertos en cuestiones de género, sitúa al país asiático en primer lugar del índice global; por encima de naciones en guerra como Afganistán o Siria, segunda y tercera respectivamente, seguidas de Somalia y Arabia Saudí. Una clasificación en la que solo figura un país occidental, Estados Unidos, en último lugar.
El estudio, que requería que los expertos enumerasen los diez países más inseguros para la mujer del total de las 193 naciones de la ONU en función de seis parámetros, es un seguimiento de una investigación similar realizada en 2011. Entonces, los resultados consideraron Afganistán, República Democrática del Congo, Pakistán, India y Somalia, por ese orden, como los países más peligrosos para la mujer. Según el informe, el salto de India al primer puesto de la infame lista se debe a que “no se ha hecho lo suficiente para combatir la amenaza que sufre la mujer, a pesar de que han pasado más de cinco años desde que la violación y asesinato de una estudiante en un autobús de Delhi hiciese de la violencia contra la mujer una prioridad nacional”.
El caso al que se refiere la encuesta es la violación en grupo de una joven a finales de 2012, cuya brutalidad despertó un movimiento nacional de protestas; considerado por activistas de derechos humanos como el punto de inflexión en la sensibilización de la sociedad india ante la violencia machista. Desde entonces, los datos del gobierno muestran que las denuncias de los crímenes contra mujeres en el país asiático han crecido un 83% entre 2007 y 2016, “cuando se dieron cuatro casos de violaciones por hora”, subraya el informe de la Fundación.
El estudio se publica una semana después del último caso de violación múltiple en India. El pasado martes, cinco jóvenes activistas fueron raptadas y violadas en la aldea de Kochang, en el estado oriental de Jharkhand. Según la denuncia, conocida este fin de semana, las jóvenes acababan de terminar una obra de teatro en un colegio para concienciar, precisamente, contra el tráfico de personas cuando fueron atacadas por los agresores; quienes las secuestraron y grabaron la agresión con sus teléfonos móviles.
La violencia sexual contra mujeres no deja de conmocionar a la sociedad India, que registra 100 casos de este tipo diariamente según los datos de la Oficina Nacional de Registro Criminal. El pasado abril, el secuestro, tortura, violación y asesinato de una niña musulmana de ocho años en Cachemira desató una oleada de manifestaciones por todo el país; lo que hizo que el gobierno endureciese la ley de protección del menor, incluyendo la pena de muerte para violadores de menores de 12 años.
Pese al endurecimiento de las penas, las agresiones sexuales se suceden semanalmente en India; poniendo en duda la efectividad de una medida criticada por los colectivos de derechos humanos. “La pena de muerte no es una solución. Hay que centrar los esfuerzos en medidas preventivas”, explica a EL PAÍS la directora del departamento contra la violencia de género de la agencia de la ONU para la mujer en India, Anju Pandey, recalcando la necesidad de una mejor aplicación de la ley existente para proteger a la mujer.
Los riesgos que corre la mujer en India van más allá de la violencia sexual, según el estudio de la Fundación Thompson Reuters, que considera que el país asiático es también el más peligroso en relación con el tráfico humano; incluyendo esclavitud sexual y doméstica. Como consecuencia, la fundación subraya el impacto económico de la violencia machista: “Al menos 20 millones de mujeres han dejado el trabajo en la tercera economía más grande de Asia desde 2005 debido, en parte, al maltrato [que sufren]”.