Un indicador similar al “Big Mac index”, pero que compara los valores a los que se vende la nueva versión del dispositivo de Apple, revela que a nivel local se vende el producto más caro del mundo. Claro que el comparativo cambia drásticamente cuando el cálculo se hace a valor blue.
El primer puesto en el ranking mundial de las iPad más caras dejó para la Argentina otra prueba concluyente sobre el atraso cambiario que afecta a la economía.
Es que los u$s1.094 que hay que desembolsar para adquirir la última versión de la exitosa tableta -la de 16GB con retina display, en su formato económico de 9,7 pulgadas- se ubican muy por encima del precio promedio mundial. Y se hace difícil argumentar que este sobreprecio pueda obedecer a otras causas, como los impuestos o los costos logísticos.
Según el estudio que presentó la agencia CommSec -divulgado por el The Wall Street Journal- el valor al que cotiza el producto en la Argentina:
Supera en un 38% el monto al que se ofrece en Brasil, que no es precisamente un país barato en dólares. Por el contrario, la nación vecina ocupa el segundo lugar en este ranking global.
La comparación arroja resultados deprimentes cuando se toma como referentes a otros territorios caros, como los de la zona euro. Contra España, por ejemplo, el consumidor local debe abonar un sobreprecio del 62%.
Y, respecto de China, el lugar donde son manufacturadas la mayoría de las iPad que se venden en el mundo, la diferencia es de un contundente 81%.
La teoría de la paridad de compra, según la cual se elabora este “iPad index” -inaugurada en 1986 por el célebre índice Big Mac- propone que todos los precios deberían converger con el de Estados Unidos, dada la condición del dólar como unidad de referencia y moneda del comercio internacional.
Siguiendo esa premisa -y comparando con la versión más cara de Estados Unidos, la de California, que cuenta con mayor carga impositiva- el iPad “argentino” está un 100% por encima de su precio “de equilibrio”.
Y, contra el grupo de países más baratos es preferible no comparar, de manera de “no llorar” cuando uno entra a un local argentino de electrodomésticos.
No obstante, para aquellos que disfrutan con ese “autoflagelo”, aquí está el dato: respecto de Malasia -donde la iPad se consigue más barata- la diferencia es del 130%. Es decir, con lo que se gasta en Garbarino, en el país asiático se podría comprar dos tabletas y encima sobrarían unos 146 dólares.
Diferencias parecidas pueden verse contra dos naciones que en las últimas semanas estuvieron inusualmente presentes en el debate político argentino: Canadá y Australia.