Mientras en Europa la industria textil lucha contra las repercusiones de la crisis del coronavirus, los fabricantes asiáticos batallan por la supervivencia. Los países más afectados son Myanmar, Camboya y Bangladesh.
“Cada día que pasa recibimos cancelaciones de pedidos”, dice la jefa de la Asociación de Manufatureros y Extortadores de Vestuario de Bangladés (BGMEA), Rubana Huq. Su país es uno de los más dependientes de una positiva coyuntura internacional en el mercado textil. Pero cuando hay cuarentenas y los negocios cierran, también les va mal a las empresas estadounidenses y europeas que encargan las prendas. Cada vez más empresas como Gap, H&M, Zara o Primark cancelan sus pedidos de artículos que no podrán vender mientras las tiendas permanezcan cerradas.
Bangladés es, después de China, el segundo mayor productor de artículos textiles a nivel mundial. Este año, corre peligro de perder cerca de 6.000 millones de dólares en exportaciones, según calculan las dos principales asociaciones del sector textil local. Las cifras encierran un gran potencial de estallido social. Millones de personas podrían perder sus empleos en el país si la actual situación se prolonga.
Los bajos sueldos impulsaron el crecimieto de la industria textil en Bangladés. En sus aproximadamente 4.000 fábricas trabajan cerca de cuatro millones de personas. En el pasado año fiscal, las ventas del sector representaron el 84 por ciento del total de las exportaciones del país.
En el año en curso, no se puede ni soñar con algo semejante. “Debido a la crisis, ya hemos perdido más de 3.000 millones de dólares. Todos nuestros pedidos hasta junio de 2020 han sido anulados o suspendidos”, lamenta el vicepresidente de BGMEA.
Mientras otras empresas guardan silencio sobre esta situación, Primark ha confirmado la medida. Desde que las tiendas permanecen cerradas, la cadena pierde mensualmente unos 800 millones de dólares, según un comunicado de la empresa, perteneciente al consorcio Associated British Foods, de Londres.
Por su parte, la cadena sueca H&M señaló a la agencia de noticias Reuters que ya tempranamente había encargado menos mercadería, pero no ha cancelado pedidos ya realizados. Además, comunicó que la empresa pagará todos los productos encargados según lo convenido. “Realizamos nuestros encargos sobre la base de los pronósticos actuales y seguiremos evaluando la situación diariamente”, indicó H&M.
Llamado a no abandonar a las trabajadoras
El panorama no es mucho mejor en Camboya. Por lo menos 91 fábricas de prendas de vestir han suspendido su trabajo debido a la crisis del coronavirus. 61.500 trabajadores se han visto afectados, según informó un portavoz del Ministerio del Trabajo en Phnom Pehn.
Casi una de cada seis fábricas del sector de la vestimenta y el calzado ya ha cerrado en el país, en el que mandan a producir artículos grandes marcas como H&M, Adidas, Puma y Levi Strauss. Con cerca de 850.000 trabajadores, este sector es el mayor empleador del país.
“Estos son tiempos de desafíos excepcionales, pero las marcas de vestuario, que se ven confrontadas con difíciles decisiones empresariales para superar la crisis del coronavirus, no deberían dejar abandonadas a su suerte a las trabajadoras que confeccionan sus productos”, demandó Aruna Kashyap, de Human Rights Watch.
Inquietud en Myanmar
También Myanmar se ve afectado por esta crisis. De acuerdo con datos de esta ONG, cerca de 20.000 personas han perdido allí sus trabajos. Tras Japón, Alemania es el principal mercado para los textiles confeccionados en Myanmar.
En Camboya circulan estimaciones según las cuales peligran 200.000 trabajos en la industria textil. Y, en Bangladés, ya habrían sido despedidos o enviados a sus casas transioriamente un millón de trabajadores del sector, según Human Rights Watch.