Inquieta el triunfo de la ultraderecha en Austria

Ganó la primera vuelta de las presidenciales el candidato del FPÖ.

Norbert HOFER

Norbert HOFER

Un verdadero terremoto político sacudió ayer Europa, cuando la extrema derecha austríaca obtuvo ayer su mayor porcentaje desde la Segunda Guerra Mundial y quedó a un paso de acceder a la presidencia de la república en el país natal de Adolf Hitler.
Norbert Hofer, del Partido de la Libertad de Austria (FPÖ), reunió el 35,5% de los votos en la primera vuelta de la elección presidencial, según proyecciones sobre la base del 70% de sufragios escrutados. Hofer deberá disputar el ballottage probablemente contra el ecologista Alexander van der Bellen, que obtuvo el segundo lugar, con el 21,1%. La candidata independiente Irmgard Griss ocupó la tercera posición, con el 18,8%.
La contundente victoria de Hofer desautorizó todas las encuestas, que consideraban a Van der Bellen principal favorito.
Sin esperar los resultados finales, que se conocerán esta mañana, el veredicto de las urnas provocó un sismo político en el país, porque confirma el declive de los dos grandes partidos que se alternan en el poder desde hace más de 60 años: por primera vez desde 1945, el SPÖ socialdemócrata y el ÖVO conservador quedaron eliminados de la carrera presidencial después de haber logrado el 11% y el 11,2% de votos, respectivamente. Esas formaciones solían totalizar entre ambas el 80% de los votos en las elecciones presidenciales.
La segunda vuelta para elegir al sucesor del socialdemócrata Heinz Fischer está prevista para el 22 de mayo. En Austria el presidente tiene funciones esencialmente protocolares, como en Alemania. Pero, en caso de crisis, está habilitado para disolver el Parlamento o destituir al gobierno.
Una alianza de todas las fuerzas políticas podría bloquear el acceso de Hofer al poder, pero no conseguirá reducir el impacto provocado ayer por el pronunciamiento del electorado austríaco a favor de un candidato que exige un endurecimiento de la política de asilo con los refugiados. Austria fue el año pasado el país de tránsito de unos 750.000 migrantes llegados de los Balcanes que buscaban llegar a Alemania. En 2015, ese pequeño país de 8,6 millones de habitantes recibió 90.000 solicitudes de asilo. Esa cifra lo ubica, proporcionalmente, como el país que recibió la mayor cantidad de refugiados en Europa.
A pesar de su prosperidad económica, el país sufrió una fuerte desaceleración en 2015, que limitó su crecimiento al 0,8% y originó un aumento del desempleo al 5,9%. Esa tasa es, de todos modos, una de las más bajas de la Unión Europea. Pero la extrema derecha asegura que ese deterioro es culpa de la llegada de la inmigración: 30.000 refugiados se incorporaron el año pasado al mercado de trabajo.
Casado en segundas nupcias y con cuatro hijos, Hofer es generalmente considerado el “rostro amable de la extrema derecha”. Detrás de su simpatía, es un fiel representante de la política euroescéptica, xenófoba y populista que caracteriza a su partido. Hofer, que se presenta como el “protector de Austria”, durante toda la campaña salpicó su discurso con violentos ataques islamófobos.
A pesar de sus altibajos, el FPÖ es una fuerza importante en el país. En el año 2000, su líder Jörg Haider accedió al poder gracias a una alianza con los conservadores. En esa época el contexto europeo era diferente. Ahora, con un crecimiento vertiginoso de la extrema derecha en todo el continente, la victoria de Hofer puede colocar a la Unión Europea (UE) entre la espada y la pared.