De momento las autoridades no han logrado establecer la amplitud del fenómeno ni las razones de estos actos ni si están relacionados, ya que los análisis sanguíneos y de orina han dado negativo en el rastreo de drogas.
El aumento de denuncias por ataques con jeringuillas en las discotecas de Francia, donde ya se han superado las cincuenta demandas, ha despertado la inquietud de las autoridades, propietarios y clientes de locales nocturnos, aunque de momento no se tiene noticia de casos de agresión sexual. Decenas de jóvenes han denunciado sentir náuseas, vértigos y dolores tras haber recibido un pinchazo en discotecas y festivales, una situación que está contribuyendo a crear un clima de psicosis entre la población.
De momento las autoridades no han logrado establecer la amplitud del fenómeno ni las razones de estos actos ni si están relacionados, ya que los análisis sanguíneos y de orina han dado negativo en el rastreo de drogas. Tampoco se ha tenido conocimiento de casos de agresión o abuso sexual entre las víctimas, ni se han incautado jeringuillas. Los análisis también intentan descartar que haya habido contaminación de sida o hepatitis. “Tenemos personas que informan de una sensación de pinchazo y síntomas inmediatos. Pero estos síntomas son muy diversos: sueño, vómitos, pérdida de conocimiento, lagunas de memoria”, explicó este viernes el fiscal de Nantes, Renaud Gaudeul, a la radio France Info.
El fiscal precisó que la mayoría de los testimonios son de mujeres muy jóvenes, de entre 18 y 24 años. Gaudeul señaló que por el momento no hay una explicación ni se ha encontrado un móvil para estos ataques. Se sospecha que detrás pueda haber intentos de inyectar sustancias tóxicas pero también “crear psicosis”. Fuentes policiales citadas por el diario Le Figaro señalaron que ha habido cerca de 60 casos. En los últimos dos días se han registrado cuatro denuncias más en Béziers (sureste), donde ha habido en total 14 denuncias. Son principalmente mujeres, aunque también algún hombre.
Las autoridades han pedido a los establecimientos de ocio nocturno que establezcan un protocolo para que las posibles víctimas, que tras sentir un dolor hayan visto marcas como de una vacuna en el brazo, acudan a la comisaria o un hospital para proceder cuanto antes a análisis de orina y sangre. Los expertos intentan dar con restos de posibles drogas o sustancias inquietantes, pero los resultados tardan entre dos y tres semanas. Una de las sustancias que buscan es el GHB, también conocida como “droga de los violadores” o éxtasis líquido, un depresor del sistema nervioso central que se usaba en los años sesenta como anestésico.
Detección en sangre
El problema es que la detección de esta droga en la sangre apenas se puede hacer durante un período de seis horas, doce en la orina. Algunas de las víctimas que han denunciado públicamente reconocen haber visto la marca de un pinchazo días más tardes de una salida, tras haberse sentido mal. Otras, ya en alerta por los rumores, se buscaron inmediatamente marcas en los brazos tras sentir los primeros efectos.
En declaraciones a la cadena regional France 3, el propietario de uno de los establecimientos afectados, que dispone de cámaras de seguridad, dijo que sus agentes de seguridad “no son policías” y abogó por hacer prevención para “no dejar solas a las mujeres”. “Cuando la gente llega aquí ya está borracha. Creo que hace falta más prevención. No dejar sola a una joven. Avisarnos. Estamos dispuestos a ayudar, buscar auxilio y llevar a las personas a su domicilio”, dijo el empresario. En otros locales, al habitual registro de clientes se ha añadido el reparto de unas tapas de silicona para los vasos con la idea de dificultar a los agresores el vertido de GHB en la bebida.