Se trata de un modelo matemático para encontrar moléculas que sirvan como insecticidas naturales contra el mosquito transmisor.
A la par del aumento de la temperatura media global, el área de incidencia del mosquito Aedes aegypti es cada vez mayor; y con ella la posibilidad de que muchas más personas contraigan durante los próximos años dengue, zika y fiebre amarilla, entre otras enfermedades transmitidas por él. Frente a esta amenaza científicos en todo el mundo vienen trabajando en el desarrollo de estrategias innovadoras para ponerle freno a la expansión del vector. Tal es el caso de una prometedora herramienta que acaba de ser presentada por un equipo de investigadores de nuestra ciudad.
Se trata de una “una herramienta computacional que podría guiar la síntesis racional y selectiva de nuevas moléculas de origen vegetal contra las larvas del mosquito que transmite los virus del dengue, el zika, la fiebre amarilla y la chikunguña, lo que permitiría evitar los efectos adversos que producen los insecticidas químicos tanto sobre el ambiente como en la salud de la población”.
Así lo explicaron los responsables del desarrollo -todos ellos investigadores de la Universidad Nacional de La Plata y el CONICET- quienes presentaron ante sus colegas del mundo un modelo matemático para predecir la actividad insecticida de compuestos vegetales contra el Aedes aegypti a fin de que sean utilizados como materia prima para el desarrollo de productos para controlar al vector.
El valor su propuesta consiste en que “permite optimizar tiempo, esfuerzos y uso de recursos; ya que de otra forma es necesario sintetizar y ensayar sustancias sin otra guía que el método extremadamente laborioso y costoso de prueba y error”, explicó a la Agencia Cyta el doctor Pablo Duchowicz del Instituto de Investigaciones Fisicoquímicas Teóricas y Aplicadas (INIFTA), principal responsable de la investigación.
Para desarrollar la nueva herramienta, los investigadores locales aplicaron el modelo de las relaciones cuantitativas estructura-actividad, que permite anticipar las actividades biológicas de las sustancias químicas basándose en la “arquitectura” de las moléculas.
A partir del análisis de casi 5000 “descriptores” o variables numéricas que describen aspectos estructurales específicos de las moléculas, los investigadores seleccionaron las características más relevantes para su acción larvicida. Y luego comprobaron que las predicciones del modelo resultaron válidas cuando estudiaron 62 insecticidas naturales reportados previamente en la literatura.
Lo que se busca con este trabajo es “complementar aquellos estudios experimentales o teóricos enfocados en el diseño racional de nuevos insecticidas de origen vegetal que resulten eficientes y menos tóxicos para la salud y el ambiente”, detalla Duchowicz al explicar que para ello se basaron en programas computacionales de acceso libre y metodologías de fácil aplicabilidad.
Del estudio -publicado en la revista “The Science of the Total Environment”– participaron también la tesista doctoral Laura Saavedra, del INIFTA, y el doctor Gustavo Romanelli, del Centro de Investigación y Desarrollo en Ciencias Aplicadas, que también depende del CONICET y la UNLP.
Para dimensionar la importancia de este tipo de aportes basta mencionar que en el escenario que plantea actualmente el calentamiento global (donde se prevé que la temperatura media global se elevaría a 3,7ºC hacia fines de este siglo) sólo en Latinoamérica podrían llegar a producirse en promedio 12 millones de casos adicionales de dengue por año, según prevé un estudio de la Universidad de East Anglia, en el Reino Unido, publicado recientemente en la revista Proceedings of the National Academy of Sciences.